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L 19 mayo 1911 SUMARm.-1. Ansias de confesarse y comulgar.-2. Obras en el convento.-3. «¡Qué miedo tengo a condenarme por mis escritos!» Jesús y María 'sean siempre con nosotros. Venerado Padre· mío en Jesucristo : Después del respetuoso y filial saludo debido a V. R:, .postrada a sus pies ·espero su santa y paternal· bendición. I .-.En mi poder su grata. Dios le pague las molestias que se toma por esta criminal, y Nuesti;a Mac:lre Purísima se lo reciba todo en cuenta para premiarle con su predilección e.n esta vida y en la eterna. Un Padre Franciscano, que vino una vez a confesar de extraor– dinario a la comunidad, me dijo que el Sr. Arzobispo no tenía facultad para permitir abrir puerta a la iglesia ; y para volver a sufrir lo que sufrí en aquella ocasión con la incertidumbre y dudas de si estaría o no abierta la puerta con legítima licencia, que ft.té lo que me obligó a mandarla cerrar, no quiero comunicación a la iglesi~. Al Capellán, que es quien solicita esto, procuraré acallar exponiéndole mis escrú– pulos y temores sobre esto. ¿ Porqué n_o autorizará.. el Santo Padre á una religiosa en cada comun1dad para absolver de los pecados que se le confiesan y administrar la comunión a las enfermas? Ya me alegraría yo de esto, pues me evitaría la molestia de bajar al confeso– nario y comulg·atorfo, estando ,con fiebre y sudando en cama, por no privarme del gusto de confesar y comulgar. 2.-La habitación del Capellán, después de estudiado bien el asun– to, las ventajas, los inconvenientes que· pudiera haber, lo que acéual– -mente conviene más a la comunidad y convendrá en lo futuro, hemos acordado con el maestro albañil hacerlo en el local que hay ]unto a la iglesia y comprende todo lo que es y ocupa el dormitorio que tiene las luces a la calle de la Concepción o iglesia de S. Miguel y las seis celdas que tienen las ventanas a la plazuela y palacio Fabioneli, de

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