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328 CORRESPONDENCIA DE LA M..ÁNGELES CON EL P. MARIANO paciente que gloriosa, y a vivir de su vi~a de sufrimiento y de amor más que .a gozar de su gloria y beatitud divina, rogándole una vez más que me dejase padecer y morir con E! primero en la tierra para satisfacer la necesidad ij ansias que sentía de esto, continué en la dulce y amable compañía de Jesús Crucificado,· afianzándome más y más en esto .al leer en su carta fecha el 16 de abril aquellas pala– bras : «Como tú sueles andar retrasada en tus meditaciones, ahí te mando esa estampita para que, inspirándote en ella, subas a la cruz donde Jesús te llama y espera)), cuya carta la recibí el Martes de Pascua. ·Figúrese qué contenta quedaría al saber que Jesús me espe– . raba en la Cruz. 17.-Desde entonces ando como huyendo del cielo, y por esto la carta que menos he leído y leo es la fechada en el día citado .(ex– cepto la cláusula transcrita, que la leo muchas veces)', y es porque todo lo que me dice en la citada carta me eleva al cielo y obliga a identificarme con Jesús en su vida gloriosa, y- como yo no me en– cuentro en disposición de vivir de la vida gloriosa de Jesús, no pu~do responder a las invitaciones de Jest'.ts hasta no morir ·a fuerza de sufrimientos y humillaciones y reproducir en mi alma su vida pa– ciente. He aquí el estado en que me encuentro al presente : entre el cielo y la tierra ; no en el cielo, porque comprendo que no soy digna de entrar allí a gozar de las delicias de una vida divina, como Jesús me promete; ni tampoco en la tierra, porque los continuos llamamientos de Jesús glorificado no me dejan abismarme en la contemplación de los misterios de su vida mortal para procurar acompañarle en ello;, por la imitación para después acompañarle en la gloria. Mucho de– seo verme colocada en el estado en que Dios me quiere colocar, y lo deseo tanto, que etsoy sufriendo y como violei:ita en el que ac– tualmente me encuentro, y más, porque habiéndome dicho Jesús el Jueves Santo que me diese prisa a morir a mí misma y a padecer trabajos y humillaciones e identificarme con El en su vida paciente, como lo había pedido, no sólo no me doy prisa a ejecutar todo esto, sino que permanezco estacionaria, sin dar un solo paso en el camino de la humildad y muerte mística y vida de unión con Jesús Crucifi– cado hace más de un mes, y todo por mi excesivo trato con las reli– giosas y no perder de vista una vez para siemprP a las mismas, pues

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