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XLIX. CUENTA DE CONCIENCIA, MARZO-MAYO I9I I 327 mentos de su pasión como en el corazón y alma de .N. P. S. Fran– cisco'. Y como yo no puedo olvidar nunca a Nuestra Purísima Ma– dre, y mucho menos negarle tll placer de contada y colocarla en el primer lugar· entre los imitadores de su Divino Hijo, entregué tam'.. bién a Jesús el corazón y el alma santísima de su Dolorosa Madre para su consuelo, y, en unión de la misma, mi alma y mi corazón segunda vez. :f'arecíame que Jesús aceptaba con gusto mi ofrenda y que me daba a ·entender que en Ia forma que a N. ·Padre y a su Purí– sima Madre me haría también participante de las penas y tormentos que padeció en su dolorosa pasión ; pero no veía el efecto, a11tes bien me parecía que estaba menos identificada .que nunca con Jesús en su vida paciente, o seélll en su dolorosa pasión, hasta que a las cuatro, próximamente, de la tarde (Viernes Santo), sintiéndome mal, con mucha fiebre, advertí que desde el miércoles estaba sufriendo grí).n– des, muy grandes pena:s en.. mi alma por el mismo motivo y. en la misma forma que indiqué había comenzado a sufrir la mañana del día indicado, y que mediante aquellas penas se había identificado y abismado mi alma en Jesús Crucificado de tal manera, que hasta el . presente no ha podido mi alma acompañr a Jesús sino en el Calva– rio y en la Cruz. · 16.-El día de Resurrección, aunque estaba enferma en cama con mucha fiebre, me .levanté a' las dos de la ni.añana para ir al coro a cantar los Maitines con la Comunidad, .y en ellos y después, hasta las nueve de la mañana, hice un esfuerz<? o varios por contemplar a Jesús resucitado y acompañarle en su triunfo; ·pero mi alma no estaba para seguir a Jesús más allá de la cruz y de( sepulcro, y por esto me volví adonde estaba, a la cruz. A las diez, próximamente, de la mañana, estando muy embebida en los misterios de la pasión, no sé si a los pies .de Jesús Crucificado o en la cruz con Cristo Crucifica– do ... , Jesucristo, que se dejaba haUar de lleno de esta pobre pecado– ra en. la cruz, se hizo presente a mi alma desde el cielo y me pareció que rne invitaba amorosamente a que me fuese a El a vivir de la vida de amor y de gloria que ,:ne había indicado queda que viviera el día de Jueves Santo. Me complacía mucho, muchísimo, aquella yida de gloria y de amor .a la cual me invitaba Jesús desde el cielo; pero no podía abandonar a Jesús en la cniz, y. por· esto y· porque me sentía más inclinada, muc'hísimo más, a identificarme con Jesús en su vida

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