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XLIX. CUENTA DE CONCIENCIA, MARZO-MAYO I9II 3II el Niño Dios, quien únicamente aparecía a mi vista en aquel volcán. Mientra~ duró esta visión creí morirme, porque sentía los mismos efectos que si me hubieran arrancado el corazón y dejado sin él, y al "' mismo tiempo que parecía que moría físicamente, me hallaba perdi– da y abrasada (en cuanto al alma) en el volcán que ardía .ante mí y en el Verbo Encarnado, que venía a ser para mí otro volcán de fuego y un ,mundo de infinitos amores, de donde propuse no salir jamás, cuando oí decir. a V. R. que en adelante debía vivir de la vida de Jesús, o no sé qué, pero yo compl'endí todo el significado de lo que entonces me decía y hab.ia indicado en su carta fecha 14 de marzo, en la que me dice· que pegando mi nada a la Humanidad de Cristo,. etc., jamás me suelte de El, que es mi todo, y que en ade– lante esta· Humanidad sea mi comida y bebida, mi esperanza y vida, etcétera, etc., pues es necesario que secunde los deseos del Verbo Di– vino, que quiere v,enir a mí y tomar mi naturaleza, mi corazón, mi alma, mi cuerpoi, todo y ,unirlo a sí y darme la vida que El tiene para que ya no viva yo sino Jesús en mí y decir con verdad ! Vivo autem jam non ego vivit vero in me Christus (1) .. En fSte estado de muerte y de vida estaba yo cuando, pregun– tada por V. R., haciendo. un esfuerzo, le dije que sí, que era verdad que me había perdido en Jesús y no sé qué más. Pero como esta vi– sión avivase \nis deseos de. sufr~r · y la insaciable sed que desde el día 24 sentía de una fuerte humillación, se lo indiqué a V. R., y . V. R. no sé si ·por satisfacer mis deseos o respondiendo a mi. pre– gunta exclamación de ((qué escándalo habrá sufrido ·cuando l;iice \a confesión general», me hizo mención o una indicación de mis peca– dos, cuya indicación me produjo una agonía mortal, porque pasó mi alma del_ Sumo Bien Jesucristo, en quien se hallaba, al extremo contrario del pecado, cuyo pecado miraba lejos de mí en el sentido de que estaba perdonado, pero cerca, muy cerca, por el parentesco y unión que habíá tenido c.on él mientras fuí su esclava (2) ; y la idea de esta esclavitud de mi alma con el más feo y cruel de los tiranos, cual es el. pecado, y del largo tiempo en que viví en esta esclavi- . (1} Galat., q, 20. . {2) Tenga presente el .benévolo lector ,que la M. Angeles inunca. fué víctima ni esclava del pecado mortal. Habla así movida del profundo cón0eimiento que· poseía de la infinita santidad de Dios y de la malicia de cualqufor pecado o hn~ perfección que se opone a la misma santidad esencial.

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