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XLIX. CUENTA DE CONCIENCIA, MARZO-MAYO rgr I 309 porque. al moment0 volví a, creer lo mismo que antes pensaba por continuar el celebrante invisible celebrando el santo sacrificio de la Misa. ¿ Si será un Angel (decía yo) o será que mi Padre estará cele– brando el santo sacrifici9 en León y Dios Nuestro Sefior, para ha– cerme ver que estas cosas que siento y obra la gracia en mi alma son efecto de sus oraciones, me hace sentir su presencia en el altar? Parecíame que se abrasaba mi alma en unos ardores que yo n0 podía sufrir sin morir como la noche anterior en el confesonario. 6.-Desde el favor indicado o cambio de estado de la noche del 24 de marzo, las palabras : «Así amó Dios al mundo, que le dió a su Hijo Unigénito», han venido a ser y continúan siendo para mí una de las más hermosas plegarias,· y digo plegarias, pues no puedo formular con mis labios, ni recordarlas dentro de mi corazón, sin ver conmoverse las entrafias misericordiosas de_ nuestro Dios y obli– garre a que me entregue una vez más a su Hijo Unigénito. Y más de una:· vez me ha parecido ver descender al Unigénito de Dios del · seno del Padre a mi alma ; unas veces a manera de una ardiente brasa, que se desprende de un Sér divino clarísimo de luz, en unión del cual ardía, y otras bajo la forma de una persona bellísima, divina, que parece que se desata, suelta o desprende de otra Persona divina a: quien estaba unida y cbn quien parecía no formar más que una sola Persona, y al mismo tiempo me parecía oír allá en el fondo de mi corazón, y otras veces al mismo Dios, de cuyo seno· descendía Jesús a mi alma, las citadas palabras: «Así amó Dios al mundo», etc. Pero estas. palabras no sólo han sido y son para mí como •una sú– plica dirigida al Padre desde el día indicado, sino que han sido tam– bién· las que de continuo he oído repetir a Jesús desde entonces, in– cluyendo en ellas todos los misterios de amor que se ha dignado 1'evelar a mi alma y uno de los designios más trascendentales para mi alma, cual es el. estado de unión íntima a. que me tiene desti_nada Dios Nuestro Sefior, como diré después. 7.-Uno 'de los efectos que produjo en mi alma el cambio de. est~do verificado el 24 de marzo y las delicias que gozaba la misma eh Dios, fué un insaciable deseo de padecer tnucho en la tierra, sobre todo en materia de humillaciones, un deseo de aniquilarme por com– pleto mediante un:a fuerte, fortísima, humillación recibida de V. R. (pues las .criaturas no eran capaces de hacerme sufrir). Con este de-

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