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304 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO misma cosa ·por estar en ambas partes abismada tn el ser infinito de Dios. Y también gocé aquella noche de la presencia .de la Santísima virgen, con quien procuré identificarme, como V. R'. me indicaba en la carta, sobre todo en los sentimientos que abrigaba su alma los días precedentes a la Encarnación del Verbo Divino en su seno. Mas al día siguiente me pareció que alguien, sacándome fuera del hermo– so palacio de la Divinidad, donde tan feliz y coútenta me encon– traba, me dejaba como fuer_a de Dios, diciendo: ((vete a escribir, y cuando llegues al cambio de vida y de estado de alma verificado en ti el 15 de agosto de 1893, (r) suspende tu trabajo y vuelve aquí». ((¿ Cómo-dije yo-me prepararé para la fiesta de la Encarnación, si me entretengo en escribir?» ((En tres o. cuatro días puede prepararte Dios mejor que tú en diez, y te conviene escribir antes de la Encar– nación todo lo que pertenece a los dos primeros años de tu entrada en la religión, lo que no podrías hacer sin descender del estado en que estás ¡3i lo dejaras para· después. Apremiada de este modo me , fuí a escribir con el sentimiento cf'ue V. R. puede suponer, pues ha– bía dado otro eterno adiós al escritorio el día anterior, pensando que cuando volviera a él (si es que vólvía) ya sería segunda semana de Pascua. 3.-Terminado de escribir lo que se me había indicado, el 20 de marzo (me parece) volví a :Dios, relegando al· olvido todo lo que fuera de El existe, y encontré-lo que buscaba, o sea un Dios de amor dispuesto a favoreoerme y cumplir su palabra de prepararme para la fiesta de la Encarnación en los pocos días que faítaban mejor que pudiera haberlo hecho yo por espacio de un año, y dispuesto también é.l verificar en mi alma todo lo que V. R. me indicaba en su carta del 14. Entendí que Dios, representado de un. modo. especial en la Persona del Padte, de cuya presencia gozaba mi alrpa, quería co– municarse a rr¡í en la Divina Persona de su Hijo Unigénito, de quien pensaba hacerme donación especial para que fuese todo mío, pero con la condición de que yo fuese toda del Verbo Divino y en El y con El toda del. mismo Dios Padre, que me daba a su Divino Hijo. (1) «El 15 de agosto de 1893 salí del desierto de la vida espiritual para entrar en el purgatorio, donde expié mis culpas de la vida pasada y las deficiencias presentes con muchas y diversas penas, con dolorosas imposiciones de la gracia purificante.» Autobiografia, p. 62.

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