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300 CORRESPONDENCI,A DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO ra obedecido a mi Dios y amabilísimo Padre en esto a la primera insinuación de su voluntad; pero como tuve la desgracia de cometer los enormes y gravísimos pecados que V. R'. sabe, diciendo que Je– sús y María me habían socorrido dir~tamente por sí mismos, me dió tanta vergüenza tener que hablar a V. R. de la providencia con que me asiste mi Dios Padre, me causó tanta pena y produjo tales c¡m– gojas el recuerdo de los pecados indicados, y que no quiero volver a repetir, que me vi obligada· a. resistir a la voluntad de mi Dios hasta que, por fin, insistiendo el Señor en ello, a la cuarta o quinta vez me resolví a complacerle, temiendo que, si empezaba a dejarme ven– cer de mis repugnancias y vergüenzas, hoy por esto y mañana por aquelio, perdería la confianza que tengo y debo tener con quien ocu– pa el iugar de Dios, y vendré a caer en los mismos o mayores peca– dos que antes. Y así lo hago en la presente pidiendo al Sefior y a mi Purísima Madre perdón por los enormes pecados que cometí y dejo indicados anteriormente, y a V. R. me absuelva de ellos y no me · deje ocultarle nada, nada, ni tener pliegue alguno en mi ;:orazón, pues me perdería y bien pronto. Termino con mucho temor de si serán mentiras todo lo qUe le digo en la adjunta cuenta de conciencia y habré ofendido a mi Dios en escribirlo, y le ofenderé ahora en remitírselo a V. R. Su hija pecadora, que le ama de todo corazón y' pide humildemen– te la bendiga, Sor Angeles.