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294 ·coRRESPONDENCIA DE LA M• .Á.NGELES CON EL P. MARIANO tiendo pasa por mi alina, porque lo .que es verdaderamente divino no se siente ni se ve como yo lo siento y veo, etc., etc. Muchas faltas más tendré, pero yo no conozco ; me acuso de to– das engeneral. Me acuso t.ambién de todos los pecados que he co-:– metido desde que nací hasta este instante, en particular de aquellos que V. R. más abomina y detesta en .mi alma pecadora ; de tod¿ lo cual me arrepiento muy de veras y pido a mi Dios me perdone y a V. R. la. confirmación d~ este perdón con la santa absplución_. 3.-Tenga la bondad de decirme si tengo que acudir a Roma por permiso para abrir una puerta del coro bajo a la iglesia para que · entre el Sacerdote por ella a dar la comunión a las enfermas. Caso que sí, ¿ podrá V. R. encargarse de agenciar este permiso con el privilegio de la Misa de Nochebuena, valiéndose del Padre que me indicó? Mucho fe agradecería, y que lo hiciera lo más pronto posible. La adjunta de Sor N. la he· leído por complacer a la mism~, y porque ya me había indicado repetidas veces el contenido de la carta ; pero. no quiero ni estimo conveniente leer la contesta– ción de V. R. ni las cartas que ella le dirija en adelante, por lo que Je suplico le escriba y mande la carta bajo un sobre cerrado. Cuan:.. do nos dirigíamos con el P .. Andrés, no leía ninguna carta de las que le dirigía el Padre, ni las suyas· ai Padre, ni ella leyó tampoco tres cartas de conciencia que escribí al P. Andrés cuando me mani– festó el Señor su voluntad de ·que me dirigiese con él, que fué poco antes de cesar Sor N. en el cargo de Superiora. En los puntos suspensivos de la adjunta entiendo que quiere decirle que Jesús le dió a entender, en la ocasión que refiere, que la M. Vicaria y servidora no la ofrecimos el cargo de Maestra sino poi mero cumplimiento y que queríamos más a Sor N. que a ella ; lo cual es cierto si se refiere a después que ella habló, pues visto cómo se expresaba, las condiciones en que indicaba aceptaría dicho cargo, etcétera, etc., se me cayó el alma a los pies y no quise insistir ni si– quiera una vez en que aceptase el cargo que le proponía ; y no sólo esto, sino que deseaba con toda mi alma que rehusase ir al novi– ciado, pues decía para mí : «esto que dice y lo que yo tengo enten– dido de que Sor N·. seguirá en el noviciado el ejemplo de muchas maestras que crían las novicias no para Dios y la comunidad, sino para su servicio y gloria y para formar con ellas una familia

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