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292 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO que me manda y solicitar dispensas, Dios, que tan de lleno se deja hallar de mi alma en la persona de V. R. y .con providencia tan singular me asiste, dirige y gobierna, se retirará, y en adelante, no experímentando en mi alma los efectos de su asistencia en la persona de mi Padre, ést~ cbmenzará a ser para mí un cualquiera, y yo a ver peligros y desatinos en todo lo que me aconseja y manda, y, por consiguiente, a no obedecerle en nada ; y en vez de vivir una vida de obediencia, a vivir una vida llena de propia voluntad. Así pues, prefiero-dije-condenarme obedeciendo, si es verdad que engaño a mi Padre y hago c_reer lo que no es escribiendo lo que me manda, que irme al cielo haciendo lo que me indica mi propio criterio y mi propia voluntad en esto y en todo. Propuse escribir pasados dos o tres días ; per,o aquella noche ·(jueves), cuando bajé al refectorio con la comunidad, empe<;é a po– qerme muy mala, y saliendo del refectorio me fuí a .la celda, adonde llegué malísima, tan mala que a no haber salido con vida de lances semejantes, hubiera pedido los santos sacramentos. Se me subió toda la sangre a la cabeza, y echando fuego de la misma y fría como la nieve en todo lo demás, lo pasé muy mal por espacio de dos horas ; y lo atribuí a los accidentes que, efecto de la debilidad, veníá pade– ciendo desde hacía días sin procuraí· ningún· alivio, o a las luchas que había sostenido, o a ambas cosas. Pasado el ataque, quedé con mucha fiebre y bastante mal, y estuve en cama hasta el lunes por la tarde, que me levanté. Fiebre casi no tengo, pero estoy muy decaí– da, y por esto a cada paso me pongo mala ; aunque nada me cuesta sufrir ni deseo tampoco ninguna cosa más que el divino beneplácito, siento cierta inclinación o deseo de tener más salud, si conviene a la gforia de Dios, para cumplir con mis deberes. Desde que me puse mala el jueves no ·he vuelto a ayunar ni he rezado el Oficio Divino hasta el lunes por la tarde, excepto el sábado por la tarde, que, sintiéndome un poco mejor, 'recé Vísperas, Com– pletas y Maitines del Patrocinio de S. José; pero me puse peor aque– lla noche, y el domingo no pude rezar ni oír Misa más que en par– te ; me sentía mal y tuve que salir y acostarme. Tampoco he hecho oración ; me pareció que me hacía daño pensar en Dios, y por esto, y más que por esto por mi tibieza y negligencia y poco o ningún amor a Dios, todo el tiempo. que he estado enferma lo he pasado

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