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CARTA XLIV, 25 ABRIL 191 I 281 do hacer, por el gusto y buena voluntad con que accedo a las peti– ciones que sobre esto me hacen lq.s mismas i11spiradas por el mismo Sefior y por lo mucho que complace a su Majestad mi modo de proceder en esto tan distinto del que tienen algu~as Superioras, que. 'no dejan a sus súbditas hacer lo. que ellas mismas no puedeo o .no quieren hacer, como si temieran que las demás las aventajen en la virtud y santidad. Me indicó también el Sef:íor quiénes eran las religiosas que, e¡omo los Apóstoles en otro tiempo a los nifios, pretendían impedir apro– ximarse a su Majestad a las jóvenes de nues.tra cornunida:d, y me insinuó su volutad de que hablase a unas y a otras, esto es, a ma– yores y jóvenes, y aconsejase a éstas que imitasen a los nif:íos, que 1 ref:íidos una y otra vez, no desistieron de su intento de acercarse a Jesús hasta que lo consiguieron; y .a las mayores, que no pusieran estorbos en el camino de la perfección y de la observancia regular a las .jóvenes que su Majestad Divina ha traído y traerá a ·esta, santa casa, d9nde no manda nadie más que El y su Santísi~a Madre, que son nuestros legítimos Superiores, a quienes debemos todas obedecer. A ia una y media próximamente de la maf:íana del Viernes Santo, estando en coro contemplando a Jesús en el prendimiento y conduc– ción a casa de Anás, una vez .más me mostró el Sef:íor el sentimien– to y disgusto que "le ocasionan las religiosas que como los soldados, fariseos y escribas, le· atan las manos impidiéndole hacer el bi.en que su Majestad Divina pretende en las comu!lidades religiosas, Yi sobre todo, fl1 la nuestra, donde tiene grandes designios y ha establecido su imperio de amor y de paz. de un modo singular. Y :·entendí que me exhortaba a velar sobre ella y celar su gloria y el honor del mis- mo Divino Salvador. · · 7 .-Y aquí, termirio por no molestarle más, y porque ya he va– ciado mis potencias de las criaturas que tenía en ellas. Ahoi;.a, Padre mío, necesito que V. R., primero cor sus bendiciones y oraciones y después· con sus consejos y reprensiones y castigos, si es menester, me saque de este mundo de especies terrenas en que estoy desde hacé ocho días. ¡ Qué lástima de tiempo perdido en balde y padeciendo · sin fruto, ausente de mi Dios! ¡ Vaya un fruto que he sacado de la Semana Santa ! Pero no se enfade ni. disguste, ni mucho menos se . desanime por esto, pues· ya me enmendaré. Desde eqte mismo mo-

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