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CARTA XLI, 10 ABRIL. I9I I' afecto a .toda criatura humana, e identificarme con Jesús, etc.,, etc., y quedarme sola, solísima, con mi Dios y Purísima Madre y mi Padre Espiritual, que para mí no son más que uno. Mil gracias por el tra– tamiento de hija (tan inmerecido e impropio en criatura tan vil e in– fame) que me da. No merezco yo ni eso ni mucho menos, bien lo sabe V. R. ; pero se lo agradezco muchísimo,. porque me aprovecha' más el trato familiar que si me tratase como a extraña, pues esto último me retrae y quita la confianza por lo mismo que merezco y sé que debieran tratarme así no solamente los que• me conocen, como Dios y la Virgen y V. R., sí que también los que mé creen virtuosa, santa (1). 3.--El miércoles, 12, hace diez años que recibí favores singulares de Jesús y, entre ellos, el de ayudar 'a mi hermano a bien morir en la persona divina del mismo Jesucristo agonizando en el Calvario, por cuyo amor había renunciado y dejado a Dios el cuidado de 1:1i her– mano enformo y de mi afligida madre y· hermana el Domingo de Resurrección del citado año(2).· Y el año siguiente, el mismo día, · recibí favores mayores aún del mismo Jesucristo, y tales que creo que si llegase a morir en ese mismo día dentro de diez, .veinte años, me bastaría recordar lo que fué en aquella ocasión Jesús pan\ mí y yo para Jesús para ahogar cualquier sentimiento ,de temor o intran– quilidad y morir cantando de aiegría. j Qué dichosa era yo enton– ces! Me adoptó Jesús por hija, pero hija predilecta, y como a tal, me colmó de gracias y favores y elevó mi alma a un estado de unión muy ínJima con El ; y, por añacfidura, y para que no pudiera ne•. ,gar nunca que El era mi único y legítimo Padre, el mismo día me proporcionó la dote y dispensó del cargo de cantora (3).· ¡'Si viera, Padre mío, qué favores y qué caricias me hizo mi Jesús, Padre Dios, aquel día! No los puedo recordar sin que salte de placer mi pobre corazón y de gratitud mi tibia alma. · Como humilde prueba de mi gratitud a tantos favores, le agra– deceré entregue a Jesús mi ser físico y moral para que disponga ele mí como quiera, pues nada ni a nada que Jesús quiera me negaré. (r) Ya tuvimos ocasión de poner de manifi,esto los efectos que semejante tra– tamiento producía al 1B. Diego José de .Cádiz. Cf. Una Flo·r siempreviva., p. 68. (2) Véase la Autobiograf{a, p. 185 y sigs. (3) Aittobiografla,, p. 187, nota.

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