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CARTA .XL, 5 ABRIL 1911 263 de que empezara a observar conmigo la misma ,.:onducta que el c<;mfe– sor anterior ;· pero no me 1l:treví hasta que él mismo me <lió pie y puso en precisión de hacerlo. Y entonces le dije lo que creí conve– niente que supiera acerca de las maquinaciones y lazos que _me habí~ armado Sor N. para .quitarme de comunicar· con él y de los daños ·que había- ocasionado a l_a Comunidad. El Padre- quedó contento ; pero yo algún tanto in'tranquila por haber tenid¿ que hablar en contra · de un.a religiosa, aunque me creí en deber de hacerlo así para evitar los males que. veía venir. Pasé el lunes y martes sin hablar con las religiosas nada sobre el particular ni con Sor N., aunque la veía contra mí y sufriendo porque pensaba que yo había despreciado al Padre, queriéndome éste tanto como me quiere. Vino el Padre la tarde del martes, y yo estaba triste, porque temía si habría ofendido _a Dios el domingo ·en el confesonario, aunque me había dicho el Padre que no tenía por qué estar intranquila ni -triste. Entré en el confesonario y no podía hablar. El Padre, pensando que estaba sufriendo por él, me aseguró una y muchas veces de su cariño y buena voluntad para conmigo, que estaba dispuesto a ayudarme siempre y en todo y que no sería para mí lo que yo me temía y le había indica.do el domingo, etc., etc. Díjele que no estaba triste por eso, sino porque temía que había ofendido a Dios en hal:>lar de Sor N ., y porque estaba preocupada y no podía atender a Dios como antes de la plática del domingo ; y también porqu~ había senti'do un ~no sé qué interior contra las _reli– giosas que 'con sus críticas y murmuraciones y malos .ej1:;mplos hacen daño e_n la Comuni'dad. Me preguntó si habb tenido deseos de venganza ; y. dije que no, tpdo lo contrario, y que al efecto_ había . hecho un obsequio a Sor N ., porque me siento movida a favorecer a las que me ofenden siempre que recibo algún disgusto o molestia, ,como así es, pues aunque comprenda que mi obsequio será 9ausa de que me desprecien más, no puedo dejar de favorecer a quien me qfende, y no sé porqué. Recibida la aboslución y asegurada una y :otra vez por el -confesor de que estaba en gracia de Dios y también de sus deseos de aytJdarme en todo, etc., dije al Padre que quería hacerle una pregunta, y con su venia le pregunté si había dicho ya a Sor N. (ya Jo sabía, pero quería que me lo dijera él) que no era fllt Director. A lo que me contestó que sí, Y. que _lo había sentido

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