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CARTA XXXIX, 29 MARZO 191 I 259 que fijarme no me fijo nunca en ninguna, aunque las mire, excepto cuando van a morir o una verdadera nec;esidad. En cuanto a las dis– tracciones no sé cómo me enmendaré ni tampoco si depende de mí, aunque .creo que sí ; y de los pecados de soberbia y complacencia p.ropia sólo puede librarme V. R., que es el único que me puede con– fundir 'y humillar. Hágalo, Padre mío, y, prontQ, pues tengo mucha necesidad de una humillación fuerte, porque soy muy soberbia, pues he tenido el atrevimiento hasta de pensar que V. R. va a experimen– tar mucho bien en su alm¡,i con la lectura del relato que he escrito y escribiré, sabiendo como sé que todo ello no es ,más que una papa– rrucha, y como tal me avergüenza y llena. de rubor, cuando me acuerdo que existe en el mundo semejante relato. Y no quiero, hablar más de, esto, porque temo· que el demonio me tiente y aumente mis repugnancias a escribir. · No .le molesto más. Absuélvame de todos mis pecados y pida a Jesús y Nuestra Madre Purísima que mé perdonen y admitan de nuevo a su amistad y gracia, si es que la he perdido. Y en la con- , fianza de que así lo harán, ·escrito lo qué antecede quedo tranquila, y no volveré a pensar en las faltas cometidas y confesadas a V. R. en esta carta. Entregue mi alma y mi corazón muchas veces a Jesús y María .como cosa propia suya y que le pertenece. , De salud est,oy bien'. Sor Concepción me encarga le diga que está muy, contenta; Sor N. muchas cosas que omito por brevedad. Su hija pecadora que le ama de todo corazón; • Sor Angeles de Jesús Sacramentado.

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