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258 CORRESPONDENCIA DE l,A M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO como lo he hecho, los papeles qtie tiene en su poder ; y consentí sin duda en _estos pensamientos de soberbia y por esto. entré en un apuro terrible y fuí 'al coro a Completas muy angustiada, pensando que había ofendido a mi Dios gravemente --Ji que había roto o se habían roto las relaciones o lazos que unían mi alma a Dios y que necesitaba convertirme nuevamente. Sufrí mucho, y aunque me tranquilicé des– pués un poco, cansada de molestar al Señor con la repetición de mi confesión, no estoy tan contenta como antes. ¿ Me perdonará Dios Nuestro Señor tantos pecados? No puedo continuar viviendo así con. tantas faltas. Toda mi vida he sufrido mucho a causa de los pecados cometidos; pero como Dios Nuestro Señor no quería concederme la gracia de corregirme de mis defectos mientras no cumpliera su vo– luntad de vivir sometida a un Miriistro suyo, me conformaba con ser pecadora, aunque con sentimiento y grandísimo, como puede supo– ne~, recibiendo los favores que recibía; y de julio acá también me he resignado y mirado con más conformidad las muchísimas faltas. que a diario he cometido, porque me parecía que lo quería así Dios Nuestro Señor y lo permitía para que yo tuviera confianza con V. R. (1). Pero ahora que la tengo y me parece que no necesito corneter ,pecados para tener confianza con V. R. tii tampoc<? para humillarme, pues harto tengo porqué,. no puedo tolerar con paciencia má.s faltas y pecados en mi alma. Quiem acabar con todos y no cometer ni una sola falta más, porque Dios es santo y no puede unirse con el pecado. Quiero ser muy pura y muy santa y amante hasta la .pasión divina como El, para llegar a ser una misma cosa con su Majestad ; y no puedo continuar siendo pecadora como _hasta ahora. 3.-¿ Cómo lo conseguiré? En cuanto a las palabras no ·necesarias, que. hablo con las religiosas,· propongo muchas veces enmendarme, y lo mismo en cuanto a los descuidos en la vista cuando hablo con las mismas a solas (que en Comu_nidad no acostumbro a mirar a nin~ guna) ; pero se me figura que van a ·pensar que no las quiero sino las hablo más que lo preciso ni miro para ellas, y por esto lo hago, aun- (I) Siendo el pecado· un mal esencial y no teniendo en sí mismo bie~ algu~o, Dios no lo puede querer, ',ni desear.de ,ningún modo, que sus criaturas lo cometan; esto equivaldría a negar su propia santidad..Puede, sin embargo, permitir que un .alma cometa ciertos pecados, ya para preservarla de mayores males, ya par.a cónservarla • en el ejercicio de la humildad y del propio conocimiento, para que así.le dé la g'.oria que sólo a El es debida.

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