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· 246 CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO de una vez me han inclinado a hablar de ,V. R. y leerle algunas de sus cartas antes de que fuera mi Director y a ponerla por interce– sora para obtener del Señor y de su Santísima Madre la gracia que más falta me hacía cuando vino V. R. a confesarnos la primera vez, aunque ho le dije qué gracia er~-la leí la carta de Sor N ., con per– miso de ésta, para que se prepare a ·recibir otra tunda igual o ma– yor, y no piense que por· haberle descubierto su flaco, como ella dice, esto es, de que necesita que los Padres la traten con cariño, cuando menos al principio y fin de la c_onferencia o confesión, aun- · que. en el 1ntermedio la riñan'-se va a librar de llevar alguna car- . da si trata mucho con V. R., pues entre dulces y confites sabe dar buenos latigazos, ··_sobre todo· en la cabeza, para inclinarla hacia aba– jo-. Desde el día mismo que me dijo que en la carta escrita por Sor N. dijera a V. R. que _ella era mariposa, etc., arrepentida de lo que había dicho, empezó a decirme que no se lo dijera, pues no era mariposa sino gusano, etc. ; empero yo no quise cambiar y se lo mandé decir a V. R. tal y conforme me había dicho en un prin– cipio : que era mariposa, pero con las patitas sucias (porque aquel día las había manchado con una pequeña impaciencia, hija de su temperamento nervioso, que tuvo en la sacristía porque no bajaron a ayudarla las segundas sacristanas y no podía la pobre ponei los ornamentos sola, porque _ha pasado este invierno bastante media– na). En vista de que no -había· querido decir que era gusano, empezó a decirme que dijera .a V. R; que cuando venga se va a morir de vergüenza, porque pensará V. R. que ya es mariposa y está peor que nunca, porque ha dado '.muchos tropezones ~esde Navidad acá. (No serán tantos, pues pasa casi todo el día en el coro). También me ha dicho que· necesita hablar mucho para darse a entender en una cosa que quiere ·consultar a V. R. ; · y como es tan tímida teme que se va a acobard~r. Y le he dicho qué ya le diré· yo que le tire de la lengua para que s_in temor pueda decirle todo lo que desea y necesita. Con que ya· sabe. 3.-Como mis religiosas nó quieren otro extraordinario, he te– nido que pedir a V. R., pues de lo contrario hubiera tenido que pedir licencia no sólo para mí, sino para varias, y las demás h_ubie– ran quedado .Dios' sabe cómo. El día 5 leí la carta que dirigió V. R. a la Madre Abadesa: de Sta. Isabel. Me alegro· haya fijado

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