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INTRODUCCIÓN XXI Dicho se está que en· el presente itinerario no· encontramos a la M. Angeles a raíz del monte, sino en un lugar muy elevado de la ladera. Precisamente en una curva peligrosa, ya muy cerca de la cima, en la que desaparece la luz del sol de justicia, las nubes de la incer– tidumbre oscurecen el• entendimiento y el alma no sabe adónde ende– rezar sus pasos. Desde allí much.as \almas, por falta de guías expertos del camino, retroceden, y otras no dan el paso decisivq hacia la luz que las nubes ocultan. Es la purgación pasiva del espíritu, «la horri– ble y horrenda noche)), que dida San Juan de la Cruz. En aquella cur– va del itinerario encontró el P. Mariano a la M. Angeles, en julio de 1910, y la encontramos también nosotros al principio del epistola– rio, y ladeándola poco a poco, sin retroceder nunca, la seguiremos hasta junio de 191 i ; que· son los dos límites extremos de la primera jornada, a la que seguirán otras de mayor tranquilidad y sosiego es- ~ri~~- . Superado felizmente aquel recodo del camino constituído por la noche oscura, una luz clarísima ilumina el alma, es la luz por esencia. Y así la entrega de la Santísima Trinidad inaugura solemnemente la siguiente etapa con la maravillosa operación que en lenguaje mís– tico se llama matrimonio espiritual. La M.ística Doctora del Carmelo cierra con él, como con broche de oro, .sus Moradas. Mas no quiere de ningún modo decir que sea ése el término del viaje para todos. Mi~ntras se vive lejos de la patria bienaventurada, siempre .se puede remontar el vuelo por los horizontes infinitos de la vida divina, siem– pre se puede navegar en el mar sin orillas de la divinidad. Recorrien– do el presente itinerario se distinguirán otras varias etapas que en sus lugares respectivos analizaremos. Bástenos por ahora indicar algunas; -la vida del alma en Dios ; -la vida .de Dios en el alma; _:_la vida del alma en Jesucristo, etc., etc. Creenios que constituirá una novedad el ver así, con exactitud cro– nológica, distribuídos los diversos grados de la vida mística, y esto no de un modo arbitrario o teórico, mas con la experiencia de un alma que los ha vivido y descrito.