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XVIII CORRESPONDENCIA DE LA M, ÁNGELES CON EL P. MARIANO placido, ~dmirando los .límites hasta dónd.e puede llegar la hu.mildad verdadera. Sería una cuestión superflua detenerse ahora a próbar a. qué Cate– goría de personas sería más útil, agradable y provechosa la lectura de esta correspondencia. Lo cierto es .que su .valor intrínseco es inne– gable. Los Directores espirituales verán cronológicamente descritos con maravillosa precisión y maestría los diferentes estados místicos de Ull período interesantísimo de la vida espiritual en sus .causas y en sus efectos, en su esencia J en sus modalidades ; además, hallarán indica– dos los. criterios para discernir much,as de las fases de la vida mística, por las cuales Dios. se complace en conducir las almas fieles a su vocacion, así como también los fenómenos que las preceden, acompa– ñan y siguen. Las almas dirigidas, por su parte, verán el modo de preparar¡e para nü. crear dificultades a la acción santificadora de la gracia, para no frustrar los designios de Dios y cooperar eficazmente a la obra, de su Padre. espiritual. En una palabra, hallarán un mo– delo' seguro y perfectó de sus relaciones con Dios y con las criaturas, sobre todo con sus Directores espirituales. · Las cartas de la M. Angéles no contienen abstrusas disquisiciones teóricás ; refieren solamente experiencias vividas, hechos concretos, . huellas admirables del paso de Dios por un alma. LA EDICION Tal. vez, dada la proximidad de los acontecimientos, alguien dude de la op()rtunidad de esta publicación. Y en verdad que más de una vez nos a 0 salt6 idéntica. duda y nós detuvimos con la pluma en la mano. Pues si bien es ciertó que en general se trata de asuntos rela– cionados wn.. la dirección espiritual, de cuando en cuando intervienen también personas ajenas a ella. Nadie piense, sin embargo, que la correspondéncia contenga algo indigno de publicarse. Cuando la M. Angeles se ve en la precisi6n de hablar de alguno, lo hace con tal delicadeza y tino, que, sin ceder en lós derechos de la verdad, queda