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INTRODUCCIÓN XI . Nadie causó tanto mal a est,a alma privilegiada en sus ascensiones místicas como quien le impidió o hizo .difícil este. medio de santidad; de él provinieron tal vez sus· penas más ~margas; pero 'también sus goc.es más puros. La dirección espiritual tuvo una parte eminente er.i sus retrocesos o paradas y en sus adelantos. El lector se convencerá sin dificultad cómo fué el depósito y el canal de las soberanas efu– .siones de Dios, la escila misteriosa que la· el~vaba a las intimidades de la vida divina. y el resorte que le hacía remontar su vuelo y perder– se en el océano sin orillas de la divinidad . . * * * Así lo veía también la M. Angeles con luz meridiana; m·as, a pesar de sus ardientes e 'insaciables deseos de santidad, cuántas penas de– voró su corazón, cuántas lágrimas bañaron sus mejillas a·• causa de ella. Fué, sin duda, un designio misterioso de la adorable providencia de Dios, que quiso purificar y embellecer de esta manera un alma qúe le era ip.uy querida. Y la M. Angeles recorrió sin cobardías ni vacila– .ciones el itinerario erizado de dificultades que la providencia de Dios le trazara. Pudo haber momentos de incertidumbre o titubeos en las primeras etapas ; pero en el período que ilustran estas páginas sus victorias se cuentan por sus batallas. Luchar por Cristo y con Cristo ·es vencer. ¿ Cuáles fueron las dificultades y obstáculos?. En su modo 0 de, ser tímido y respetuoso y humildísimo halló primeramente la M. Ange– les una barrera infranqueable para exponer a lo~ ministro,~. de Dios el estado de su alma con aquel candor y aquella· ingenuidad que e11a deseaba y el Señor le exigía. Abierta con dificultad la brecha, se con– fió c::lespués a dos Directores ; pero, a pesar de la buena volunfad de ellos y de ella, no logran comunicar a su alma la paz y el consuelo. Y cuando, por último, halla a un Padre-verdad, aquel que en los de– signios de Dios había sido. elegido para guiar seguramente sus pasos hacia la cumbre de la perfección, hay mom~ntos de forcejeo y de lucha, pero triunfa siempre. Mas la malicia de los hombres la separa de él. Siguen años de triste y desoladorá soledad. Triunfa la verdad. Se confía de ·nuevo a su Moisé.s, el cual la coriduce a la tierra prome– tida. ·.Pero en todo este tiempo la M. Angeles ipa recorri~ndo la vía ensangrentada .del Calvario.

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