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X CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO un trienio de fecunda labor. El alma de la dirigida caminaba a pasos de gigante por la vía de la santidad. ,Pero a fines• de octubre de 1913 la incomprensión de unos y la pequeñez de miras de otros obligaron al P .. Mariano a suspender la dirección espiritual tan felizmente ini– ciada y continu.ada con tanto acierto. Siguieron varios años de espi~ ritual y dolorosa orfandad pata la M. Angeles. Por fin, se disiparon las tinieblas acumuladas por la mentira y la calumnia y comenzó a resplandecer el sol de la verdad. Y el 7 de mayo de 1920 tomó de. nuevo bajo su responsabilidad la dirección de aquella alma, que dirigió hasta el 28 de agosto de 1921, fecha de la muerte de la sietva a.e Jesús. Y foé muy justo que el artífice, que con tanto esmero había con– tribuído a labrar y embellecer la obra de la gracia, le diera los últimos · retoques antes de que fuera coronada en la gloria con el abrazo eterno del divino Esposo de las almas. LA DJRECC:ION_ ESPIRITU/lL En la presepte eco.nomía de la santificación de las almas Dios Nuestro Señor les comunica su yoluntad por .medio de sus ministros. Tal ~ez pensará el lector piadoso que fuera más .bello si se la mani– festara directamente por sí mismo o por medio de un ángel. Aquí no se habla de belleza, ni siquiera de comodidad y buen gusto. Se afirma un hecho, y el hecho es ese que acabamos de mdicar: Fué el Señor quien derribó"a Saulo del caballo en la vía de Damasco; pero Ana– nías• -le reveló los nuevos derroteros que había:de seguir para ser Apóstol .de Jesús. Es verdad que la dirección espiritual no es un medio necesario e indispensable para santificarse ; pero es igualmente cierto que es un medio muy importante y muy común, sobre todo en las últimas fases de la vida mística. En todo caso fué el camino trazado por Dios a su sierva la M. Angeles Sorazu. Camino seguro, ciertamente, como el del Calvario; pero, como el del Calvario, se ve con frecuencia salpi– cado con las gotas de sangre que brotan de las heridas del corazón. * * *