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EL AÑO DE ELOCUENCIA DE LA LEGISLACIÓN CAPUCHINA 69· 2°. Estilo que deben emplear « No se acomodan al desnudo y humilde Crucificado las palabras tersas, afectadas y grandilocuentes, sino las sencillas, puras, simples, humildes y vulgares, no por eso menos divinas, inflamadas y llenas de amor de Dios » 14 • 3°. Deben predicar a Cristo « A semejanza de San Pablo prediquen a Cristo Crucificado, en el cual se encierran todos los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios » 45 • « Por eso se exhorta a los predicadores que impriman a Cristo bendito en su corazón y le den posesión pacífica, a fin de que, por la abundancia del amor, sea El quien hable por ellos, no sólo por las palabras, sino mucho más por las obras, a semejanza de San Pablo, Doctor de las gentes » 46 • « No deben citar más que a Cristo, cuya autoridad está sobre todas las personas y razones del mundo, y a los Santos Doctores » 47 • « A semejanza del santísimo precursor San Juan Bautista, de los Santos Apóstoles y de otros santos predicadores, in– flamados del amor divino y a ejemplo del mismísimo dulcísimo Sal– vador, prediquen: Poenitentiam agite: appropinquavit enim regnum coelorum 18 , y, según nos exhorta nuestro Padre San Francisco en la Regla, anuncien los vicios y las virtudes, con brevedad de sermón » 41 1. Semejantes a estas preciosas reglas de las Constituciones capu- chinas son las que, años más tarde, en 1546, mandaba observar en la predicación el Concilio de Trento, obligando a los obispos « a pre– dicar el Evangelio de Jesucristo », y a los que tienen cura de almas a que « apacienten los pueblos que les han sido confiados con palabras salvíficas y apropiadas a su capacidad, enseñándoles lo que es nece– sario para salvarse, anunciándoles, con brevedad y facilidad de palabra, los vicios que deben huir y las virtudes que deben practicar, para así evitar la pena eterna y alcanzar la gloria celestial » 50 • Con tan sabias disposiciones la predicación de los capuchinos llegó a un gran esplendor, duran.te el siglo XVII, al •que se le ha llama– do la edad de oro de la Orden 51 y en el que fueron célebres predi-· cadores muchos capuchinos 52 • 11 !bid., 402 n.112. 10 !bid., 401 n.111. 1r; !bid., 402 n.112. 11 Ibid., 401 n.111. 1s Mt. 3, 1. 40 EnuARDUS ALENCONIENSJ.s, Primigeniae legislationis, 404 n.118. uo Sess. 5, de ref. c.2 : Conciliwn Tridentinum V. Actorum pars dlte,·a, 242. 51 Fm\DÉGAND n'ANVERS, L'apostolat des Freres-Mineurs Capucins, 58. 52 MELCHIOR A POBLADURA, Historia Ordinis II/2, 37ss.

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