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76 AGAPITO DE SOBRADILLO las diversas asignaturas, se preste especial atención al estudio de la Sda. Elocuencia. Pues no basta que el sacerdote posea el tesoro de la sagrada ciencia, sino que es menester que pueda comunicarla, lo mejor posible, al pueblo fiel y que de ella 'parta el pan al ham– briento'. Porque, según enseña la experiencia cotidiana, el fruto de la predicación depende, en gran parte, del modo de cómo el predicador cumple con ese oficio, y es de gran interés que no solamente atienda a lo que dice, sino también a cómo lo dice » 83 • Las Constituciones de 1909 El 8 de septiembre de 1909 eran aprobadas por el Papa San Pío X, en forma especial, las Constituciones que habían sido revisadas y corregidas por el Capítulo general de 1908 84 • En el art. 170 de estas Constituciones se prescribe: « Y terminados los cuatro años de Teología, se estudiará la sagrada Elocuencia a lo menos por un año entero » 85 • Como se deduce de esta constitución, el año de Elocuencia, en adelante, debe estudiarse, después de terminada la carrera. Debe ser un octavo curso. Ya no hay opción, como anteriormente, para estu– diar la Elocuencia durante los cursos ordinarios. El P. General Pacífico de Seggiano, al promulgar las Consti– tuciones, en carta circular del 8 de diciembre de 1909, insiste en la necesidad de los estudios, entre ellos el de la Elocuencia, para de– sempeñar dignamente el ministerio de la predicación: « Es cosa sabida que hemos sido elegidos para predicar el Evangelio de Dios y evangelizar a los pobres... Esta es nuestra misión. Por eso las Constituciones imponen con tanto rigor los estudios, para que los jóvenes se formen para ejercer debidamente el ministerio de la pala– bra, a fin de que en nuestra Orden nunca falten predicadores y miem– bros idóneos del Nuevo Testamento. Sería muy lamentable, si nuestros religiosos, despreciando tan preclaros ejemplos, desoyendo los avisos del Seráfico Padre y con descuido de la salvación de las almas, no se dedicaran al. ministerio de la verdad, en contra de lo que mandan las leyes eclesiásticas y de lo que establecen nuestras Constituciones, o se atrevieren a predicar insipientemente ... Por eso no hay nadie que no vea la necesidad de favorecer y promover el estudio de los Santos Padres, de las Sagradas Escrituras y de la Elocuencia » 86 • El 6 de enero de 1920, el P. General Venancio de Lisle-en-Rigault publicó unas letras circulares sobre los estudios. En ellas se ocupa también de la Elocuencia y hace un largo estudio de cómo debe ser ss Jbid., 13. 84 Regla y Testamento del S.P.S. Francisco con las Constituciones de los Frailes Menores Capuchinos aprobadas por S.S. Pío X, Roma 1910, 39-44. 85 Regla y Constituciones de los Frailes Capuchinos, 121. 86 Anal.O.F.M.Cap. 26(1910) 21-22.

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