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376 BASILIO DE FINILLA Carlos V llegó a un acuerdo con León X, mediante el cual el em– perador promulgaba por su cuenta la Bulas de la Cruzada y de la Fábrica de San Pedro, compensado a la Santa Sede con 20.000 escudos anuales que se destinarían a la construcción de la Basílica Vaticana 18 • En los años siguientes se continúa publicando simultáneamente ambas Bulas a cambio de los 20.000. Con Gregario XIII se suprime la Bula de la Fábrica, suspendida en otros países ya durante el pontifi– cado de Pío IV; pero el papa Boncompagni exige los 20.000 escudos sobre los ingresos de la Cruzada y el Rey Católico se vio precisado a condescender. Algunos creyeron que, con la elección del nuevo papa, era llegado el momento de librarse de la carga que venía pesando sobre la Cruzada 19 • Pero eran muy diferentes los pensamientos de Sixto; el megalómano pontífice debió pensar que si la Cruzada contribuía con 20.000 escudos anuales, también el Excusado, que producía al Tesoro Real una cantidad semejante a la de la Cruzada, podía aportar algo a la construcción del gran templo de la cristianidad. Y, ya antes de proponerse en serio la continuación de las obras, decide asegurarse la nueva aportación. La propuesta del papa provoca una reacción inmediata en Madrid. Felipe II envía instrucciones muy concretas a su embajador en Roma. Entre otras cosas, debe advertir al papa que ya en tiempos de Pío V se renunció a gracias que se querían conceder con cargas; más aún, por el momento no está dispuesto ni siquiera a aceptar nuevas gra– cias a fin de cobrar sobre ellas los 20.000 escudos que se piden para la construcción de San Pedro, pues el clero está sobradamente esquil– mado. El embajador debe informar también al pontífice de que, en tiempos de sus predecesores, se trató de conseguir la Cruzada y el Excusado a perpetuidad pues en la guerra contra herejes e infieles se gasta mucho más de lo que ellas producen. Concretamente Pío V las habría hecho perpetuas de haber vivido unos meses más; y Gre– gario XIII, su inmediato predecesor, se excusó precisamente con que ningún papa negaría la prórroga 20 • La conclusión de la argumentación de Felipe II era bien clara, y el mismo rey la formulará más adelante; Sixto se mostraba con él menos generoso que sus predecesores si persistía en sus propósitos de conceder la prórroga del Excusado con la carga de los 20.000 escu– dos anuales. Y esto era un bofetón a su tan anunciada generosidad. Felipe II confiaba en que el papa desistiría ante su rotunda 1s !bid., 484. rn !bid., 627. 20 Felipe II a Olivares, l.IX.1585 : Arch.Gen.Simancas, Estado, Roma, leg. 946, f.257.

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