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374 BASILIO DE PINILLA que el rey pone al tanto de todos los trámites; en esta carta se indica al embajador español que urja personalmente la prórroga de la Cruzada y el Excusado sin hacer caso de que el papa trate « tan sin escrúpulo de su muerte», ya que « será buen antecedente para su sucesor el que ya la tenía concedida, aunque no hubiera entrado en vigor » 11 • Pero contra el optimismo inicial de Olivares, sus gestiones no conseguían la prórroga con la brevedad deseada; el tema se hace público y, en setiembre, ya se comenta, en los ambientes diplomáticos, la resistencia del papa a condescender con los deseos de los espa– ñoles12. El papa, que estaba necesitando en aquellos momentos el apoyo incondicional de España, poco antes se había visto precisado, para salvar la dignidad de la Santa Sede, a despedir al embajador francés como réplica al veto puesto por el gobierno francés al nuncio, Mons. de Nazaret. Más aún; después de oir todas las voces que lle– gaban a Roma, el 9 de setiembre Sixto leía en público consistorio la bula de excomunión e inhabilidad contra Enrique de Navarra, cau– dillo de los hugonotes franceses y pretendiente legal al trono de San Luis. Todo esto hacía necesario contar con la ayuda incondicional de una potencia que, como España, podía respaldar militarmente las enérgicas medidas tomadas por Roma. Y ningún camino más ade– cuado para poder contar con ese respaldo que el acceder prontamente a las peticiones del Católico, entre las que figuraban la prórroga de la Cruzada y el Excusado. El mismo día que se leía en consistorio la bula de excomunión e inhabilidad de Enrique de Navarra, el papa escribe a Felipe II justi– ficando el despido del embajador francés y anunciando el envío de dos obispos que trabajen por restablecer el orden religioso en Flan– des13. Y pocos días después, en un autógrafo, trata de halagar al rey con la promesa de que le favorecerá más que todos sus predecesores 14 • Las palabras eran buenas. Pero, a la hora de la verdad, había que contar también con los planes financieros del papa. Y Sixto con– fiaba demasiado en el dinero. Solía decir que sólo con un buen res– paldo económico podían hacerse respetar los príncipes; y él era un príncipe que deseaba hacerse respetar. Además, el dinero en grandes 11 Felipe II a Olivares, 22.VIII.1585 : Arch.Gen.Simancas, Estado, Roma, leg. 946, f.230. 12 El obispo de Cortona, en carta del 26 de octubre de 1585 al Gran Duque, dice refi– riéndose a la prórroga de la Cruzada y del Excusado: « intendo che s'andra con qualche moderatione et restringimento » : Arch.Stat.Firenze, Mediceo 3295, f.126r (cf. E. ALBERI, Le re– lazioni degli ambasciatori Veneti al Senato durante il secolo decimosesto. Serie I, vol. V, Florencia 1861, 391). 1s Sixto V a Felipe II, 9.IX.1585 : Arch.Gen.Simancas, Estado, Roma, leg. 946, f.341. 14 Id a id., 20.IX.1585 : ibid., f.333.

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