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SIXTO V Y EL EXCUSADO 371 El Excusado representaba los diezmos de la mayor casa diezmera de cada parroquia. Lo obtuvo Felipe II de san Pío V el año 1567 y, en condiciones más ventajosas, el año 1571. Debía ayudar a la guerra de Flandes que el papa Ghislieri, al contrario de muchos contempo– ráneos, veía como una contienda religiosa en defensa del catolicismo. Se concedió al principio por un quinquenio y después se fue reno– vando cada 5 años hasta que Benedicto XIV, en 1757, lo concedió a perpetuidad. Este subsidio producía a la Corona unos 300.000 escu– dos anuales. Puede imaginarse fácilmente el interés que mostraban los mo– narcas españoles por conseguir la prorrogación indefinida de esas gracias pontificas que suponían un ingreso anual que giraba en torno al millón de escudos. Inmediatamente que era elegido un nuevo papa se iniciaban los trámites para obtener la confirmación de las concesio– nes hechas por el papa difunto al mismo tiempo que se urgía la prorro– gación por un nuevo período como gracia personal del pontífice rei– nante. Esta misma costumbre se siguió a la elección del papa Montalto. 2. - La guerra de Flandes y la prórroga del Excusado No obstante una opinión muy difundida entre los historiadores, no se puede hablar de una derrota del partido español y una victoria de Francia en el conclave que dio la tiara a Sixto V 2 • Su elección se debió a un compromiso entre los elementos más destacados del con– clave, entre los que figuraba indudablemente el cardenal Madrusso, representante de los intereses de Españaª. Felipe II trata desde el primer momento de crear un ambiente de intimidad con el nuevo pontífice, preparando al mismo tiempo una obsequiosa dependencia de la Santa Sede respecto de España. Con este fin, envía a su embajador en Roma una instrucción en la que se le indica represente al papa la enorme potencia de España 2 R. HINOJOSA, Los despachos de la diplomacia en España I, Madrid 1896, 317-318. No se puede hablar de derrota del partido español, desde el momento que éste no presenta batalla. Felipe II se remite en este conclave a la inspiración del Espíritu Santo (cf. G. BREMOND o'ARs, lean de Vivonne. Sa vie et ses ambassades pres de Philippe II et a la cour de Rome, París 1884, 161; Felipe II al cardenal Alessandrino, 31.XII.1581 : Bibl.Vat., Barb.lat. 3638, f.49). El cardenal Madrusso, representante de los intereses de España en el conclave, acepta en seguida la candidatura de Montalto y después Felipe II le felicita por la « breve, buena y santa elección de Sixto » (Felipe II a Madrusso, 23.VI.1585 : Arch.Gen.Simancas, Estado, Roma, leg. 946, f.205). - Tampoco el partido francés se debió considerar vencedor, ya que el cardenal de Este, representante de Francia, se excusaba con Enrique III, después del conclave, alegando que no se había podido sacar mejor partido (G. BREMOND o'ARs, op. cit., 116). 3 La candidatura de Montalto surgió por obra del cardenal de Médicis. Pero fueron Este y Madrusso, representantes de Francia y España respectivamente, quienes la afianzaron. El que Sixto declare en más de una ocasión que debe la tiara a Este se explica porque fue este cardenal quien pidió públicamente la « adoratio » de Montalto.
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