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SIXTO V Y EL EXCUSADO 385 A últimos de marzo zarpaba de Lisboa la Armada Invencible, que podía haber cambiado la historia de Europa y aun del mundo, pero que se convirtió en un tremendo fracaso. Mientras la Armada, que tanto significaba para la Iglesia Cató– lica, estuvo en el mar, Sixto debió juzgar oportuno no insistir sobre impuestos que debiera pagar el Rey Católico. Con el fracaso de la Invencible la situación cambia de tal forma que el papa debió desistir definitivamente de sus pretensiones. Enton– ces era el Rey Católico quien le urgía a él la entrega del millón pro– metido para la invasión de Inglaterra, ya que por su parte se había hecho todo lo posible, y los gastos, en defensa del catolicismo, habían sido ingentes. Sixto en cambio se va a resistir hasta el final, alegando que él sólo había prometido el millón para después del desembarco en Inglaterra, y que ese desembarco aún no se había realizado. La salida de la Armada camino de Inglaterra pone realmente fin a este capítulo sobre el frustrado impuesto con que Sixto V intentó cargar la prórroga del Excusado español. En adelante, el papa urgirá únicamente el envío de los 20.000 escudos que España venía ya pagando a la Fábrica de San Pedro so– bre la recaudación de la Cruzada 57 • 57 Secretaría de Estado al nuncio de Madrid, 26.VIII.1588 : Arch.Vat., Principi 151, f.189r; id. a id., 17.IX.1588 : ibid., f.190v-191r.; Secretaría de Estado al colector de España, Passamonte, 2.VIII.1590 : ibid., f.313r.

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