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BASILIO DE PINILLA, O.F.M.Cap. UN CAPITULO PARA LA HISTORIA DEL EXCUSADO EN TIEMPO DEL PAPA SIXTO V En el siglo XVI, como en las centurias anteriores, encontrados in– tereses económicos fueron causa de frecuentes choques y peligrosas tensiones entre Roma y las distintas Cortes Católicas. Los colectores o encargados de cobrar impuestos procuraban hacer méritos envian– do a Roma buenas sumas de dinero; pero era precisamente esa esme– rada diligencia lo que les hacía especialmente antipáticos en las na– ciones en que actuaban. Litigios sobre expolias y vacantes aparecen con frecuencia en la correspondencia de nuncios y colectores con la Secretaría de Estado. Respecto a la concesión de indulgencias, los príncipes, se interesaban únicamente por aquellas cuyo producto económico iba a enriquecer el tesoro real. Se quería impedir a toda costa que creciera aún más el caudal de dinero que continuamente afluía a Roma. De ahí las dificultades de todo género que se oponían cuando la Santa Sede intentaba imponer alguna nueva carga econó– mica aunque ésta recayera sobre concesiones hechas por ella misma a algún rey o príncipe. El problema de los impuestos, ya de suyo complejo, debía com– plicarse especialmente durante el pontificado de un papa que, como Sixto V, comienza por cero y, en cinco años, consigue reunir cinco millones de escudos en dinero contante y sonante. De hecho ya el humorismo romano contemporáneo rumoreaba que el papa Sixto ter– minaría cargando impuestos hasta sobre el sol. Resulta natural por otra parte que Felipe II, el monarca en cuyos dominios no se ponía nunca el sol, pero agobiado siempre por la pe– nuria económica, se resistiera tozudamente a aceptar nuevos impues– tos de Roma, aunque recayeran sobre sus ingresos de los bienes ecle– siásticos, teniendo en cuenta que él vaciaba sus arcas en defensa del catolicismo. Las páginas que siguen nos describen la lucha entablada entre Sixto V, que deseaba reservarse 20.000 escudos anuales del Excusado