BCCCAP00000000000000000000837
364 LINO G. CANEDO de 1534 aún no habían pasado, por falta de intérpretes y de fondos para pagarlos 38 • Fray Francisco de Barcience que ya en 1537, cuando visitó Cu– bagua, había expresado el deseo de levantar un convento en la tierra firme, para la conversión de los indios, quiso consagrarse a esta labor apostólica en 1538, una vez terminado su oficio de provincial. Por su parte, fr. Antonio de Cortegana, siendo provincial en 1541, se interesaba por el proyecto de monasterio en la tierra firme, y dos años después, siendo guardián del convento de Santo Domingo, apa– rece relacionado con el envío de otros franciscanos « a la tierra fir– me » 39 • A partir de entonces, no hallo referencia alguna de esta índole hasta 1551, en que se trató de enviar una expedición de quince fran– ciscanos « a las provincias de Venezuela y Cabo de la Vela», no sé con que resultado 4 º. El centro de interés se había trasladado más hacia el oeste. La « Costa de las Perlas » no era ya la frontera a Cubagua, sino la que se extendía sobre los límites de Venezuela y el Nuevo Reino de Gra– nada: lo poco que restaba de la industria perlífera, se entiende. Los franciscanos, por otra parte, acababan de establecerse en el Nuevo Reino. Sin embargo, el Oriente venezolano no estaba olvidado. Fray Lorenzo de Bienvenida, a su paso por Santo Domingo en el invierno de 1553 con un grupo de franciscanos para Yucatán, debió conversar con el licenciado Alonso Maldonado sobre la posibilidad de intentar la evangelización de los indios de aquella parte del continente desde la isla Margarita. Del proyecto informaba Maldonado al Consejo de Indias (Santo Domingo, 18 febrero 1553) en términos que merecen copiarse. « Dozientas leguas desta isla - escribe - está otra que se dice la Margarita; está de paz y c;:erca de la tierra firme. Los indios de la tierra firme, aunque no se han conquistado ni están pacíficos, vienen 38 New York, Public Library, Rich Collection, n.2, f.469. Uno de ellos debe haber sido fr. Esteban de Aurelia [Orleáns] quien en 25 de abril de 1534, siendo guardián de S. Fran– cisco de la Nueva Cádiz, fue encargado, junto con Francisco de Villacorta, cura de la iglesia de Santiago de Cubagua, de poner un clérigo en la Margarita, y no habiendo clérigo, un « fraile del monesterio de S. Francisco de la Nueva Cádiz ». 3 0 Colección Muñoz, t.81, f.88v. AGI, Santo Domingo, leg. 868, lib. I, f.143; Indiferente, leg. 532, f.90v; Contaduría, leg. 1051, pliego 99, p.3. Por real cédula de Monzón, 5 sept. 1537, (ÜTTE, Cedulario II, n.287, p.95-96) se mandó desistir del monasterio junto a la fortaleza de Cumaná y que los 400 pesos concedidos para ello en 1532 fuesen empleados en terminar el de Cubagua y fabricar otro en la Margarita. El pasaje citado de Contaduría se refiere al pago de 20 pesos al P. Cortegana y a fr. Francisco de Ceresuela, « comisario» de la provincia de Santa Cruz, 17 nov. 1543, por el flete y mantenimiento de « siete frailes religiosos de la dicha Orden que fueron a la tierra firme e a otras partes destas Indias ». •o AGI, Caracas, leg. 9, f.152.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz