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356 LINO G. CANEDO cadores, y un fraile lego, y también con los de Sant Francisco; los cuales, puestos en tierra firme, a la punta de Araya, cuasi frontero de la Margarita, desembarcáronlos con todo su hato y dejáronlos allí los marineros». Desde allí los franciscanos fueron a establecerse en Cumaná y los dominicos en Chiribichi, diez leguas al oesteni. Estos fueron los luga– res donde habrían de perseverar ambas misiones hasta el levanta– miento de los indios en 1520 y el abandono definitivo - con el retiro de los franciscanos de Cumaná - de la empresa al año siguiente o a principios de 1522. No puedo entrar en el análisis de los relatos de los cronistas, los cuales, como se ha visto, están de acuerdo en ciertos hechos fun– damentales, aun difiriendo en detalles importantes. Si adelantamos la fecha inicial a 1514 y retrasamos el fin hasta 1520-1522, la distancia entre la que podríamos llamar versión Oviedo-Mendieta y la de Las Casas queda muy acortada. En cualquier caso, mi tarea en esta ocasión consiste en exponer la obra de los franciscanos, y a ello voy. Fray Antón de Montesino, enviado a España por fr. Pedro de Cór– doba antes de su salida para Cumaná, según hemos visto, peroró la causa de las nuevas misiones ante el cardenal Cisneros, quien acababa de hacerse cargo del gobierno, por la muerte del Rey Cató– lico (23-I-1516). El apoyo de Cisneros fue completo, y en consecuencia se dieron órdenes a los padres jerónimos - cuyo envío como visi– tadores de las Indias se preparaba entonces - para que prestasen toda asistencia al proyecto de evangelización emprendido por francis– canos y dominicos 20 • Por su parte, Cisneros parece haber concebido su propio plan de acción para los franciscanos. Aprovechando la reu– nión del Capítulo general de los franciscanos en Ruán el 10 de mayo de 1516, solicitó de los superiores de la Orden que escogiesen a cator- 19 Historia de las Indias, lib. III, cap. 83. Por otros testimonios, sabemos que la partida de estos frailes de Santo Domingo para la Costa de las Perlas tuvo lugar entre el 7 de agosto y 6 de octubre de 1515 (Colección de documentos XXXVI, 381, 426). En ninguno de estos lugares se dice, sin embargo, que se tratase de franciscanos y dominicos; antes bien, en carta de 5 de agosto de 1515 los oidores y oficiales de la Española mencionan sólo al P. Córdoba, « que había de pasar con ciertos religiosos e indios para lenguas a la Costa de las Perlas » (Colección, tomo cit., 377). 20 Véanse las dos reales cédulas de Madrid, 8 septiembre 1516, firmadas por Cisneros, por las que se manda a los padres jerónimos que provean de todo lo necesario y presten toda ayuda a los dominicos y franciscanos que estaban en la Costa de las Perlas, prohibiendo además que ninguna persona pudiese pasar a dicho territorio sin licencia real. Las publicó Manuel SERRANO Y SANZ, Orígenes de la dominación española en América I, Madrid 1918, 373-74, 376-77, y últimamente Enrique OTTE, Cédulas reales relativas a Venezuela [cit. en nota 18] n.41-42, p.76-85. Con la misma fecha se mandó al tesorero de la Española, Miguel de Pasa– monte, que pagase todo cuanto los jerónimos mandasen librar a favor de los mencionados misioneros (OTTE, Cédulas, n.43, p.86-87). En todos estos documentos de habla de una empresa conjunta de dominicos y franciscanos.

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