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FRANCISCANOS CONVENTUALES DE ARAGÓN EN EL SIGLO XVI 337 poco tiempo debió gobernar la provincia aragonesa el P. Umdoti. De 1522 al 1524 fue maestro provincial el P. Pedro Mir. En febrero del año siguiente era custodio de la custodia de Barcelona 10 ; ya no era por tanto maestro provincial. Otro le había suplantado, salvo si se tratara de dos religiosos con el mismo nombre. Y desde septiembre de 1525 otro fue, como veremos (doc. 5), el maestro provincial de Aragón. 4. Del mismo año, y pocas semanas posterior, es el documento cuarto, una carta también, pero al emperador, de los diputados del reino de Aragón. Le recomiendan a los franciscanos conventuales aragoneses. Por ventura temían estos que se les impusiera contra su voluntad la reforma. Clemente VII había renovado aquel mismo año, el 22 de junio, por sus letras Cum sicut accepimus, dirigidas al minis– tro provincial de Burgos, las facultades que antes le concediera el papa Adriano VI con relación a los conventuales de Navarra. Debía reformarlos, separarlos de la provincia conventual de Aragón y agre– garlos a la suya poniéndolos bajo su obediencia 11 • Por aquellos años Carlos seguía en Castilla la política de sus abuelos, de ir a la supre– sión de los conventuales por su gradual reforma y agregación a los observantes 12 • Nada de extraño, pues, que los conventuales aragoneses se movieran en defensa propia, acudiendo directamente al emperador con cartas de recomendación del reino. Para reforzar su petición los disputados recuerdan los disturbios y trastornos ocurridos en tiem– pos de Fernando el Católico. Entonces el convento de S. Francisco de Zaragoza estuvo algunos años bajo los observantes y perdió mucha de su importancia. Lo devolvieron merced a la concordia firmada entre el ministro general de la Orden, conventual, y el vicario general de los observantes. La concordia fue confirmada por el papa. Los religiosos llevan esta documentación para el emperador. Los diputados aluden a la reforma implantada con el favor del rey Fernando el Católico el año 1503 por el ministro general Delfini, que ya he recordado. Consistió en dividir en tres la provincia de Aragón: Aragón, Valencia y Cataluña, en nombrar para cada una a un observante como ministro provincial y en mezclar conventuales y observantes. La solución no agradó a ninguno de los dos bandos. Todos protestaron 1 ª, La documentación que poseemos sobre la pro– vincia de Aragón en el trienio de 1503-1506 es poca y aparentemente contradictoria. Teóricamente se mantuvo la unión hasta el capítulo 10 P. SANAHUJA, op. cit., 266. 11 L. WADDING, Annales Minorum XVI, Quaracchi 31933, 659-662. 12 Arch.Ib.Amer. cit., 313s. 1a !bid., 279.

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