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CON BREVEDAD DE SERMÓN... 135 embargo, se mantiene todavía en la línea de destrucción o de exter– minio que el Señor realizará sobre Israel. La versión de los LXX acentúa todavía más, si cabe, la idea de abreviación; omite la idea de exterminio, que sólo se conserva en el contexto general de la frase e implícitamente en el sustantivo lagos, «palabra»; no recoge diversos matices del hebreo; cambia los sujetos; introduce el hebraísmo lagos (en significación de cosa, objeto, y no sólo de palabra hablada o escrita) para indicar una «determinación», una « decisión»; y enfoca todo el pasaje hacia la frase final: « Por– que una palabra abreviada ( = determinación decisiva) reaHzará Dios en toda la tierra», dejando en toda su ambigüedad el sentido de «abreviada», que no sabemos si se refiere a que la promesa de Dios quedará reducida en su contenido, o más bien si será reducido el número de los destinatarios de tal promesa, o si será limitado el tiempo de espera, porque su realización (¿ de la promesa, o del exter– minio?) ha de venir rápidamente. El resultado es que una destrucción decidida se ha transformado en una palabra abreviada. Y estas indecisiones de la versión de los LXX, en nuestro caso, son tanto más de lamentar cuanto que, por haberla utilizado san Pablo ,en Rom. 9, 28, con su correspondiente versión latina de verbum por lagos, han motivado la interpretación que luego harán de esta frase no pocos Santos Padres, muchos escritores medievales, y también nuestro Padre san Francisco en su Regla. 2. - El sentido de la frase en Rom. 9, 28 En Rom. 9-11 expone san Pablo el gran problema de la incredu– lidad de los judíos, con su consiguiente reprobación por parte de Dios, es decir, con s,u exclusión temporal del mesianismo. Tras una introducción (9, 1-5), donde Pablo descubre la grandeza de su corazón y el inmenso dolor que le causan sus hermanos de raza por no haber recibido a Cristo, entra de lleno en la exposición y resolución del problema. Y primeramente sienta las bases de su argumentación: Dios es siempre justo y fiel a sus promesas, que iban dirigidas primeramente a Israel y aún siguen en pie (9, 6-23); pero también iban dirigidas a los gentiles (9, 24-29). Por eso, también éstos vienen ahora a la fe y reciben los bienes mesiánicos, pues tam– bién ellos fueron objeto de la misericordia de Dios. El Apóstol demuestra la bases de su dialéctica, especialmente por lo que se refiere a la conversión de los gentiles, con varios textos proféticos. Entre ellos cita expresamente el de Is. 10, 22-23. La cita es materialmente literal, con algunas variantes, tomando el texto de la versión de los LXX. Pero el enfoque de la frase y el sentido que le da Pablo parecen muy distintos del enfoque y del sentido que le
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