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140 SERAFÍN DE AUSEJO ce - a comprender claramente el valor que san Francisco dio a esas palabras del Apóstol y por qué 8 • 1. - Conocimiento que san Francisco tenía de la Biblia y frecuente uso que de ella hace en sus escritos Nadie pretenderá que san Francisco conocía y había estudiado la Biblia como la estudiaron y conocieron los grandes doctores de la Escolástica, especialmente los que le siguieron en el tiempo, como santo Tomás y san Buenaventura, por no citar otros. Sin embargo, a pesar de que él dice de sí mismo y de sus com– pañeros que eran sencillos, ignorantes, iletrados (« idiotae ») 9 ; y a pesar de ser más bien autodidacta, y hablar un lenguaje popular y arcaico (de unos cincuenta años atrás), mostrándose rebelde, más por premeditación que por ignorancia, al lenguaje de los sabios de su tiempo - lenguaje que conoce, aunque no lo hubiera asimilado en la escuelas 1 º -, causa realmente admiración la multitud de pasajes bíblicos que aduce en sus escritos, bien como citas expresas, bien como alusiones o como aplicaciones. Ello supone, dada la corta exten– sión de la obra escrita del Seráfico Padre, un conocimiento amplísi– mo, si no profundo, de la Biblia. No siempre se podrá demostrar que sus conocimientos bíblicos provenían de la lectura directa del texto sagrado en su versión oficial, es decir, la Vulgata latina. Esos cono– cimientos bíblicos podrían venir también, en buena parte, de la lec– tura diaria del Breviario; aunque ello no parece suficiente, por cuanto no pocas veces aparecen en sus opúsculos citas de textos desacostum– brados, que en el Breviario de su tiempo seguramente no tenían ca– bida11. Otras veces podrían proceder de lecturas piadosas o de con- s Debo agradecer al R.P. Oktavian von Rieden, O.F.M.Cap., de la Redacción de Collecta– nea Franciscana, el haberme proporcionado, con fina atención y caridad fraterna, una nota bibliográfica que me puso en la pista para estudiar estos aspectos históricos, demasiado distantes del campo estrictamente bíblico en el que estoy acostumbrado a moverme. 9 Cf. especialmente el Testamento y la Carta al Capítulo General. Debo advertir que, no teniendo a mano las mejores ediciones críticas latinas de los escritos de san Francisco, me sirvo en este trabajo de la edición castellana de J.R. LEGÍSIMA, O.F.M., y L. GóMEZ CANED0, O.F.M., Escritos completos de san Francisco de Asís y biografías de su ·época, Madrid, BAC, 1945. 10 Cf. B. CoRNET, O.F.M., Le « De reverentia Corporis Domini "· Exhortation et Lettre de S. Fran9ois, en Étud.Franc. n.s. 6(1955) 75-76. Este documentado estudio ocupa, en la citada revista, las páginas siguientes: 6(1955) 65-91, 167-180; 7(1956) 20-35, 155-171; 8(1957) 33-58. 11 El conocido Breviario de san Francisco consérvase, como preciada reliquia, en el monasterio de Santa Clara, de Asís. En manos de las religiosas lo depositaron fray Angel y fray León, compañeros de san Francisco, autores de la nota o advertencia que le precede. En ella atestiguan la autenticidad de este Breviario, al que llaman también « Evangeliario». Hoy es el ejemplar más antiguo de la reforma litúrgica del papa lnocencio III. Un estudio de esta reliquia, desde el punto de vista paleográfico y de su contenido, puede verse en :Stephen VAN DrJK, O.F.M., The Breviary of Saint Francis, en Franc.Stud. 9(1949) 13-25. En el

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