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DEL ÁRBOL SERÁFICO 473 capuchinos; estaba en venta en casa de Poilly, rue St. Jacques a !'Espe– rance, en París. Sus dimensiones son de 184 X 126 cm., en doce lámi– nas de 46 X42 cm. cada una. Un magnífico ejemplar se conserva en el museo franciscano de Roma y otro muy deteriorado tienen las ca– puchinas de Palma de Mallorca. Dejando aparte la descripción detallada de la obra y su detenido estudio crítico, solamente queremos ahora hacer ver la herencia re– cibida de los árboles anteriores y anotar las novedades que en éste se aportan 18 • Detalles que fray Vidal toma de los árboles anteriores: a) San Francisco junto al tronco con sus doce compañeros; pero da a éstos una actitud de reverente veneración al padre, ante quien se postran arrodillados; san Francisco presenta las tres reglas, norma y fundamento de la vitalidad de sus órdenes. b) Distribución del árbol en ramas dobles. e) Decoración de los extremos superiores con los escudos fran– ciscanos. d) Explicación del contenido; fray Vidal no rompe la armonía del árbol y coloca esta explicación en una de las tablas puestas al pie del grabado. e) Notas históricas; éste es mucho más rico en ellas y las desglo– sa del árbol. f) Nombres de personajes; los aumenta considerablemente y los distribuye haciendo distinción por familias y reformas y dando un lugar conveniente a los que pertenecen a la segunda y tercera Orden. Por su parte, fray Vidal nos da en su Epilogus una verdadera obra histórica y artística, cuya originalidad es patente si se atiende a los siguientes detalles: Es una obra histórica en la que ofrece: a) una extensa bibliogra– fía, que le da innegable valor; b) una síntesis de la biografía de san Francisco; e) una síntesis de las vicisitudes· de la jurisdicción de las distintas familias franciscanas; d) una reseña de los cam– bios en la forma del hábito; e) la sucesión de los ministros ge– nerales de los observantes, conventuales y capuchinos; f) una re– seña de las reformas franciscanas y de otras instituciones que se 1s Estamos preparando un extenso trabajo sobre la obra de fray Vida! de Alcira, en el que nos detenemos estudiando tanto este Epilogus como el Arbor que más adelante indi– camos. Por este motivo omitimos aquí otras razones, remitiéndonos a este· trabajo para la bibliografía sobre fray Vida!. Cf. EMILIO DE SüLLANA, 0.F.M.Cap., Escritores de la provincia capuchina de Valencia, Valencia 1963, 357-358.

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