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470 EMILIO DE SOLLANA rum angelu,n habentem signum Dei vivi...; en las raíces tres matronas sentadas, que son Paupertas zelosa, castitas pudorosa, obedientia studiosa. Distribuidos por las ramas del árbol están treinta y tres santos de la primera Orden, cuatro de la segunda y otros cuatro de la tercera, cada uno de ellos con un texto de la Sagrada Escritura 1 ª. Otra versión, algo más mixtificada, la encontramos en el Arbor Vitae ac Regulae Fratrum Minorum, grabado por Juan Boel en Am– beres y dedicado por el padre Pedro Marchant al ministro general padre Benigno de Génova (1618-25). En él seguimos viendo a Cristo crucificado en el árbol, pero en lugar de los versículos bonaventuria– nos o de textos de la Sagrada Escritura, tenemos el texto de la Regla de los frailes Menores distribuido convenientemente por todas las ramas, las que sostienen como frutos las figuras de los principales santos de la Orden seráfica. El árbol, regado por María Santísima, nace del mismo pecho de san Francisco, a quien acompañan en ame– no jardín san Antonio de Padua, san Buenaventura, san Luis de To– losa y san Bernardino de Siena. Ignoramos dónde pueda haber alguna copia de este grabado, del que solamente conocemos una magnífica fotografía que se conserva en el museo franciscano de Roma (Institu– to Histórico O.F.M.Cap., Via Boncompagni 71). En todos los árboles que acabamos de reseñar, presididos por la imagen de Cristo crucificado, se nota el intento de expresar una idea de fondo más o menos ascético-místico, fundada unas veces en la meditación de la pasión de Cristo, otras en textos de la Sagrada Escritura y finalmente en el mismo texto de la regla francisca– na. Poco a poco se van introduciendo las imágenes de santos fran– ciscanos, pero como confirmación de la idea que preside. 3. - Los « Arboles seráficos » En adelante los árboles tienen una nueva modalidad, por la que prevalece el carácter particularmente histórico e incluso estadístico; este carácter se presta a ser progresivamente desarrollado y pronto cobra marcado valor iconográfico. ¿De dónde arrancan estos, que han venido en llamarse árboles seráficos? Es muy probable que traigan su origen o tengan su inspi– ración en un relato de las Florecillas 14 , en que se da una curiosa alu– sión a la idea del árbol, pero en forma muy distinta a la de san Bue– naventura. 13 B. KRUITWAGEN, O.F.M., Ben Arbor Seraphicae sanctitatis (Rosarium Beati Francisci) van Nürnberg 1484. Ben onbekend werk van Nic. Glassberger?, en Franciscana (Izegem) 6(1923) 159-194, donde hay una reproducción de tamaño natural. Cf. Franz.Studien 13(1926) 54-82. 1 4 BRACALONI, L'arte francescana..., 210.

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