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más, terreno .inculto, esperando una mano bienhechora que lo mire con cariño., Procedente de ciudades europeas, donde todo es· rui– do y vértigo, todo es tráfico y acción, me dolía aquella sol.edad y me p~eguntaba a mí IllÍS~O: ,. "¿Por qué estarán tan solos est6s' criollosi ¿Habr~ algo rilái solo que' estos 1, ...· ... ,·,,,.,.,..,, .. ,. bo~íos, otro ···. génerb de soledad?''· En medio de un inmenso horizonte, habitado no más que por la luz, _unas casuchas pobres que se COI)-fUnden con la propia tierra. En las diminutas parcelas de culti-, vo, unos hombres menudos, sin palabras ni ._ canciones, que miran y callan... , como si se bastaran a si mismos. ' . . ·- ' .. ... Tantos mil~s de kilómetros cuadradbs -por con\fertlr en fuentes de riqueza, ¿y hay hombi·~~ ensimismados én un 'sopor casi 'vegetal, que vagan por las vertiginosas ciu– dácfos .sfri · empieo? ¿y ' hay hombres que claman por la expropiación y repartición de reducidos latifundios?'... Frente a estas inmensidades y frente a gentes desocupá'-' das que con venir y alargar la mano tienen la. fortuna, la cultura agro-pecuaria es casi un ,remordimiento. 5.~"HEREJES. CIMARRONES" ' Seis teguas habíamos· hecho descie fa ' última casa: ,/;in halla'r ot1;a' ·en el dilatado campo que se nos ofrecía a la vista. El calor sofocante nos atenazaba. La sed era' an– gustiosa. ¿Dónde apaciguarla? El .negrito y las bestias no ponían reparo en los charcos de lodazal; mas yo, nuevo, no aclimatado . aún, me expon1a a la muerte. Armado de paciencia, siempre adelante, continuamos -la ruta por ~endas tortuosas. Los caballos, .• flácidos, ·negábansé ~. se– guir; Maltrechos y hambrientos, nos acercamos a una casa 37

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