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-No; son los sapos del contorno -me contestá. -iAh! Nunca había oído en mi tierra un coro tan armonioso. 12,·-AURORA MISIONAL Día 21: Celebramos temprano la Sant¡¡, Misa y, aco– modados como pudimos en un camión de carga .encima de los bultos emprendimos la marcha hacia Upata por un camino polvoriento, accidentado, sin otro arreglo que el rodaje abierto por las llamtas ' de los vehículos que fre– cuentemente lo transitan. Unas veces era llano y se co– rrí.a por él como el viento; otras, tenía baches, piedras, rieles desiguales como la trayectoria de un sismógrafo, y caminábamos a paso lento, dando tumbos y cabezazos, agarrados fuertemente a la carrocería para no ser des– pedidos ·· en· lós brincos. A veces el camino se estrechaba de tal manera que los árboles de uno y otro lado llega– ·ban ,a entrelazar sus ramas, . teniendo que ir nosotros du– rante largo. rato parpadeando terriblemente tras un bra– zo ,alzado para evitar; lós rasgufi.os en -los .ojos •, o en . la cabeza. Al 'fin, después . de cinco ·horas de penoso viaje, llega– mos a Upata molid.os , . quebrantados, .pero contentos .. y satisfechos, porque era .ya ,una realidad: • ¡,Despuntaba ·la aurora del amaneyer misionero! 29

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