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raudal Agua Cantá, donde en 1929 pereció ahogado '11 exploractor .. Juan. Mundó. Despues de dos ctiá.s de •'n'.av'égacióil. sin ver . gen:te ni cosa que alegrara la vida,' llegamos al salto dé Aimi.imá, que .tiene una caída de .ocho metros en ,varias gradacio– nes. Localizan alli los aborigenes unadeyenda de dos in– diu's •·hermanos,, el· mayor de•· los cuales · vive sumergido en °un •Cesto dentro de ·los grandes·.remolinos que el agua torma •·en la parte baja, ,y el menor; convertido en pa– jarito, ·salta de rama eh•'xama espiando el tráfico de gen– te para avisar a su hermano, a fin •de que se esconda si son varios los que llegan, o se disponga a engullirlo si es ·uno sólo el que se aproxima. Nos; metimos por la . vertiente de la margen izquierda y ,caiet~amos a ,homJ?rq la ,ca,rga comq .· un kilóm~tro has– ta , la ,cima del salto; luego arrastramos las c.anoas:•por entre las ,piedras, operación, que nos llevó todo el día, y dispu5ím,o_s los ,'' campamentos ,de ,pernoctar en · la partto baj<1, que estaba mejor acondicionada. Pasamos un raw muy divertido pescandb aimaras con machetr. Iban éstas a dormir 'entre las piedras; al ha– llar, ,; una, la ·encandilábamos con una linterna de pllas rléctricas, y se .queda, inmóvil, dándonos tiempa <; a ases– tarla el golpe por .todo el lomo, que ·la dejaba seca en el ;1cto. Algunas eran de seis y ocho libras.. ¡Qué banqueca– zO nC"s dimos esa noche y qué desayuno por la mañana! Cada ,.ano comió ' lo que quiso; llevamos provisiones para todo el día y aún tuvimos que dejar lo que de ningún mo<io habíamos de ,pomer. Acomodadas !as cargas., salimos el día 22 a lás ' ciiez de la .mafiana, si[;.uiendo la marcha por un ligero ca- 312

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