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es ,que desde esa fecha. nadie volvió a remontar el· Para"– gua hasta sus propias fuentes, o ·si lo fue, de ello nada consta. AsegÜ1;an ·1as histo1%s, y lb venids aún en á.lgunos .. ma– pas, que a lo largo del río se fundaron' varias ciudades y fortines. Como se verá ' en el relato de nuestra excur– sión, de todo ello , nosotros rto encontramos ni -rastro ni reliquia sobre el suelo; ni recuerdo ni ' memoria sobre la mente , de loif' indígenas, por· lo qué me inclin'o 'a/ "creer que tales ciudades y fortines, si existieron, serián.'cuan– db más ciní:!o chozas de paja qúe en breve las tragó la inmensa selva. 2.-EN MARCHA. Así, pues:, no dejaba \ie ser peregrina y hasta algo le– gendaria; la excursión._ EL hecho de no haber repetido nadie la hazaña de Antonio Santos hacía temer, que el Paragua abundase , en obstáculos y dificµltades como en got.as, .,: E¡\, que los indi.os °'de la ·parte superior no bajaran nunca a comunicarse con los de la inferior, ni se acer– caran al pueblo ,limitrofe -La Paragua-, daba un m~r– gen , tnás, amplio que la anchura del río para suponer que , ;;:u estado era enteramente .selvático y refractario a toclo ad~lanto. Item, la hylaea amazónica volvia a pre– s.entarse a , nuestra imaginación .con ,•todos los horrores de. su, vorágine experimentados en el Cuyuni y los no ex– perirnentados, pero que. habíamos )eido en historias y no– velas. Cop · esto y con todo, puesta nuestra confianza en Dios y alentados por la voz de la obediencia, entre los 306

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