BCCCAP00000000000000000000817

había salido con sus compañeros al río; cómo penetra– ron' por ese punto en la montaña, dirección hacia noso.,- - , ,.- í tros, y cómo al poco tiempo perdiéron el rumbo por no ' - ¡· ' >'!; :- _ \ haber dejado los emigrantes señal de su salida; Cómo an- duvieron ' diez dias, tronchando y rompiendo malezas, de un lado para ·otro, sin encontt'ar los vestigios y cómo hoy dieron con nosotros merced al tiro que habíamos dispa– rado contra el loro,( -¡Loro providencial! ¡Loro que salvaste tu vida y la de cuatro seres humanos! ¿Quién te coíidujo hasta áque– llas negras soledades?. Continuó diciéndonos Salazar cómo hacia tres dias ha– bían pasado ellos a menos de doscientos metros de dis– tancia de .nosotros; mas, porque no hubo tiro en aquella precisa hora, no había habido, encuentro. ¡ Bueno ·de haberlo sabido L Porque; ¿quién iba a estar disparando . durante quince días cada quince minutos? Todo nuestro pertrecho eran veinte cartuchos. ·-Nadie cree- prosiguio Salazar- que a esta fecha están ustedes vivos. La orden que del ·jefe teníamos era regresar al campam~nto tan pronto como viéremos a dis– tancia el avión destrozado, para que fuese una comisión a certificar;, del estado en que se hallaban los cadáveres e identificarlos. . Cuando oímos el disparo, supusimos que seria . otro grupo del batallón, pues po,r la mañana nos dividíamos. en grupos de. a ,tres o, cuatro para congre– garno~ en la noche, y que ese., grupo, creyéndose extra– viado pedía señal. para orientarse. Por eso, después del primer tiro, contestamos con el silbido de la escopeta (éste era .el cuerno o tubo que nosotros oíamos). Mas, ,en vista de que seguían disparando sin moverse del sitio, 286

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz