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Mr. 1rrederick D. Grab, el agtcgado corriercial de la Embajada norteamericaüa en Venezuela, murió antes de qife nos llegara el auxilio esperado. Quizá fuese efecto de alguna lesión interna que . yo 110 pude apreciar y de la_cuál él tampoco se quejó, áca– so para'. no aumentar nuestro sufrimiento al no poder aplicarle' remedio. Exteriormente no se · le apreciaban si– no unas leves qÜehladliras en ia~rodillas y pies,que un– té con crema mentolada cuando hice la cura de la es– palda al piloto Matcano. ,Animoso, afable, servicial, me ayudó Jos1dos primeros días a sacar el herido .y el cadáV;er de entre, los escom– bros del aparato y amontonar leña ·para _las .hogueras. Mas el tercer día, quizá viendo perdida la ilusión de ser localizaclos por los aviories, cayó en un abatimiento y se entregó a una .evocación de pensamient9s tristes que nos partían el á'.lma. Acendrados afectos . y expresiones de ternúra ' exhalaba eón frecuencia para su señora y sus hijos', Ún~ de cuatro años ·'y otro dé dos. La mis_eria e~ que Yacía!l).OS, la carericia ·. de lo más indispensable _le afectaba'\into:.. - . .Para disipar las ideas fatídicas y hacer. menos pesa– das,.fas horas interminables ;,de .nuestra situación horro– rosa, Marca.no y yo contábamos cuentos, inventábamos chistes, cantábamos canciones religiosas y profanas, a todo _ lo cual mostraba él repugnancia y disgusto, vién– donos obligadós a veces a retirarnos a otro sitio, cuando .s~nt\amos impulsos . de hacerlo, para no acrecentar su dol.or. · Solamente la charla sobre algunas verdades consola– doras de la Religión tenía para él atractivo, y en lo que 267

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