BCCCAP00000000000000000000817

9.-AYUDA DEL CIELO, Dios aprieta, pero .no ahoga; dice un adagio español. ¡Y cuán bien lo vimos cumplido en este horroroso trance que voy historiando! Llevábamos noventa y seis horas sin probar una gota de agua. Habíamos resistido tal vez más de lo que comunmente se cree es capaz de resistir el organismo humano, y eso en una región cálida, donde no estaríamos a menos de 33 grados del centígrado a ciertas horas del día; baste decir que nadie usó manta º• cob.ertor en la .noche y sí much!l.s veces nos quejába– mos del bochorno. Pero dudo mucho que hubiéramos po– dido resistir un día más , y corno el auxilio de los hom– bres no estaba cercano aún, Dios se sirvió enviarnos un aguacero antes de mediodía que nos cayó ¡naturalmen– te!· "como lluvia a tiempo en medio de la estación seca". El tamborileo de las gotas sobre las hojas .de árboles nos pa1·eció una música tan deliciosa cual nunca habían escuchado nuestros oídos ¡ni la escucharán jamás en la tierra! El júbilo fue tan grande que rebasa y, por tanto, huelga toda ponderación. Puse las sillas del malogrado aparato debajo del ala para que sirvieran. de recipiente que, aunque no mucha, pero algo de . agua recogían, •y exhaló . mf corazón una plegaria de acción de gracias al Dador de toclo bien. Lo malo fue que .. antes de que acabara de llover ya estaban los recipientes dichos llenos de inmundas mos– cas que venían del cadáver a saciar su sed con más• vo– racidad que nosotros. ¿Cómo dar ese agua a los enfer– mos? Entonces .hube de darme a .la tarea• de. hervirla para que el remedio no se convirtiera en veneno. No había 262

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz