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"De seguro, con este tiempo, los aviones se habrán adelantado a la aurora,,para encaramarse al cielQ y den– tro de pocos minutos los tendremos ya volando ,encima", pe~sé, 0 y ;iiie fui donde Marcan'~ con la ''suger,enci'~, .' para darle otra inyección de vida. -¡Ay, qué dolores! -exclamó. -¡Vamos a ver, vamos a ver! Iñcorpófate' pii.ra que vea si tienes algo en la espalda, que tanto te .• duele. Le ,Jtgarro de un brazo y le· ayudo .a Incorporarse. Le le.vanto la camisa... ¡Dios. santo! ¡Toda .estaba en carne viva! El aceite de la máquina, hirviendo,. se había volca– do sobre ésta y caído a reguerones por el muslo y entre las piernas. ~¡Pobrecito! ¿y . 1110 has muerto aún? ... , Mira, tente en esta. posición mientras , voy a .,ver si encuentro algún remedio. Registro de , nuevo bultos y maletas... Al fin , encuen– tfo ér( una ci.e eIIÍis un tubo de crema qué algui'en usaba para afeitarse. En la iiís'cr'i'pción vi que decía: '' c t ema nientolada. "Ah! Pues si tiene mentol, algo podrá aliviarle", dije, y me fui con .el hallazgo, embadurnándole toda la espal– . da. Le · acomodé cuidadosamente .otra camisa. -¿Y ahora, Marcano, cómo te acuesto? ... 'ifoca abajo no .puede ser por la herida de Ja frente. Boca arriba tampoco, por la quemadura de la. espalda. Púsele de lado, y ,a fin de que :no se entornar-a, clavé unas , estacas adelante y atrás, y, dándole un golpecito en el hombro, le dij e : -Arrímate aquí, que quien a buen árbol se arrima ... 250
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