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Le coloco en el suelo bajo un árbol y me voy en auxilio de otros. Al volver, me encuentro/eón Salazar y Fuenmayor, que en ese ínterin habían salido de la tumba por sí mis– mos; uno, eón la clavícula fracturada y varias contusio– nes; el otro, con dos dedos magullados y algunas heri– das. - ¡ Aquí, aquí hay otro que gime ; ayudadme a sa– carlo! Levanto ala del avión y abrimos espacio para que salí.era Mendoza, •el copiloto, que estaba aprisionado por tablas y barrotes. Tenía heridas y fuertes contusiones y alguna ccmmoctón en la cabeza, pues apenas acertaba a hablar. Pero estaba. en su conocimiento. Sigo escarbando y, mientras yo saco por un lado a Mr. Grab, Salazar y Fuenmayor\.sacan por otro a Lina Vallés; ésta con una luxación completa del fémur iz– quierdo; aquél, con varias quemaduras en las rodillas y pies; al romperse el tanque, le: había· saltado aceite hir– viendo. Coloco a Mr. Grab en el suelo junto a Marcano, y Salazar cuelga una hamaca en los árboles, colocando. en ella a Lina Vallés. Ya no se oían gemidos entre los escombros, pero fal– taban aún dos pasajeros: Mr. William Armstrong Perry y Alfonso Duque. ¿Serían ésas las víctimas? ... -¡Duque! ¡Mr. Perry! ... Removemos troncos -el avión había tronchado en la caída seis árboles e infinidad de ramas, porque en aquel enmarañaje un árbol que cae tumba tres o cuatro. Pene– tra Salazar por entre los barrotes y los encuentra yertos 238
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