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tieron más de cien veces, \Sustituyéronla por otra alusiva a los animales cazados durante la excursión con la agili– dad y puntería con que la .•garza clava su pico, en ·forma de flecha, ·sobre los peces del río: Onoré-:Pe chipokái, uotó chipokái. Fleché como la garza fleché la presa de caz.a. Y entre otros más cantaron uno que llamó poderosa– mente mi atención por su sentido alegórico. A-menatá danunké euon' daik kinotó; t-irepite-ya. Abre su puerta, arrendajo, que quiero entrar ; él abrióse la entraña. La alegoría es: el indio quiere entrar en el palacio de la civilización; pide al misionero le abra la pu~rta, y éste lo hace amoroso, sacrificándose hasta dar sus en– trañas (su vida). ¿Por qüe personifican aquí al misionero bajo la avecilla del arrendajo?'Porque es el pajarito' más querido de los indios ; ·su canto y los colores de sus plu– mas les embelesan; fácilmente se domestica y, una vez domesticado, vive suelto entre ellos como un familiar de la casa, saltando de hombro en hombro, comiendo ,' '.'... '.' .. . ' ' . . . 1,. de sus comidas. La adaptación del m_isionero a la vida de 1os indios p:ira con'quistarlos es el poderoso' im¡n 'que los fuerza a quererlo cual si' fuera un.o de la f amilia. Sigamos. con el relato de la danza: A su debido tiempo hacían las pausas o pequeño des'– canso para e,ntregarse a las delicias de la bebicj.¡.t,_que uno de los principales escanciaba en una totuma no muy limpia, por la cual bebían todos, volviendo de nuevo a su danza cada vez con mayor entusiasmo, hasta que, 222

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