BCCCAP00000000000000000000817

¡Venezuela! 0on su flora y eon su fauna, admira– ción de naturalistas exploradores; con sus fuentes de pe– tróleo, codicia de acaudalados extranjeros; con sus mi– nas de oro y diamantes, negocio de ambiciosos empresa– rios; con sus plantaciones ·de café y cacao, risuefia espe– ranza de agricultores... i Venezuela!, Con sus ciudadanos afables y de ame– no trato, con sus criollos sufridos y dicharacheros, con sus indios mudos, anhelosos y errantes... El adiós a los seres queridos y la ausencia de la pa– tria acumulan ideas de nostalgias llenas que optimen el corazón del que parte sin garantía de retorno. Mas, el recuerdo de la noble causa que motivaba mi alejamiento era una inyección vivificadora, un poderoso estimulante que lo vigorizaba y hacía palpitar aún con más ,prisa y fuerza: ¡Ganar almas para Dios! ¡Extender el ·reinado de Jesucristo! ¡ Cooperar más de cerca a la obra admira– ble de .su Redención! ¡Ayudar a los pobres hijos de la selva a vivir otra vida más digna! ¡Incorporarlos a la civilización! ... Volé hacia el lugar de mi nacimiento, besé la fren– te de mis queridos padres, volcándoles todo mi amor en un estrecho abrazo; les consolé con la alteza de la mi– sión que se me confiaba y la esperanza de un pronto re– greso, y subí al tren que desde León había de conducir– me hasta Madrid. Deslizábase rauda la locomotora por la ancha mese– ta de Castilla repleta de trigales que empezaban a ama– rillear. Apoyado en la ventanilla del coche, mi mente 15

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz