BCCCAP00000000000000000000817
llevaba el nombre de Apuremé. ¡Qué tristeza y desola– ción siente uno cuando después de tanto trabajo y fati– ·ga viene a encontrarse en una mies .tan exigua! ¡Hay que hacer un acto de verdadera fe y considerar que una sola alma vale más que todos los trabajos y fatigas del mundo! Pernoctamos ailí dando yo mis instrucciones doctrinales como si estuviera ante un auditorio de qui– nientos o de cinco mil. 2.-VIVIENTES ACUATICOS. Al díá siguiente seguimos remontando. Agregué dos indios de este rancho para ver si adelantábamos un po– co más. A cada paso nos sorprendía el súbito golpe de ciertos animales que en Venezuela llaman perros de agua, los cuales se lanzaban de la orilla y volvían a apa– tecer a los quince o veinte metros asomando sus cabe– zas peludas, de ojos -rasgados y mirada inquieta y pene– trante, dando fuertes resoplidos, moviendo las patas pa– ra' mantenerse a flote , y nos iban siguiendo, siguiendo ... hasta que, cansados, nos abandonaban. Tienen la for– ma de un perro mediano lanudo, hocico achatado y pa– tas· cortas ; dicen que su mordedura es feroz, pero que no atacan si no se ven acosados. En la selva no abundan mucho, que digamos, los ani– males dañinos; por lo que hemos visto ; mas en el rio, por lo que vamos viendo, escasean más. Sólo de dos cai– manes .. hice mención al principio de mis relatos, y aho– ra la hago de estos bichos raros. Me habían contado, y también recuerdo haber leído, que por estas corrientes abunda el pez llamado caribe, bicho pequeño, de voraci– dad tal que en un dos por tres deja al más guapo nada- 209
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz