BCCCAP00000000000000000000817

Y se va infiltrando en 'ellos el arnot a 1mestro Sefior Je- sucristci y' a la Santísima Virgen. De Mekukén s~guí la march~ río abajo, encontran– do una cascada maravillosa de 'vei~ti~Íete metros de cai– da . perpendicular, llamada por los indios Yunhuarú.-me– rú, .la cual ocupa todo el ancho del río: unos veinte me– trós. Tuví~~s que sacar 'ia canoa y las mercancías a tierra, baj ándolas por una escabrosa pendiente hasta la distancia de Ochocientos metros, donde voívimos a co– ger ' el rió, llegando en fa, tarde al rahdho de I:rriba-paru. Erall sblamehte once indios, pero hice acudir a los de otro 1:a;ncho que había no lejos, metido en la espesura del mohte, logrando reunir ·veintiuno, · a los que di expli- · caciones de .igual modo por espacio de dos días. De Irnba-parú bajé a Sereukirimá, haciendo lo propio • . J con los indios de esta ranchería. En fodos estos sitios se mostraban · ya desde el primer ' .· . ,1 , ' ~ momento ¡;arifiosos y afables conmigo, porque ha.bían pre.~edido. {gs informes de ,,,mi comportamiento , con los . de Potorimá, y esperaban que fuera igualmente esplén– did9 con ellos en regalos. Oian con docilidad mis char– las doctrinales y todos estaba_n dispuestos a. recibir el bautismo católico; pero como su instrucción quedaba todavía deficiente y no podía confiar en que dejaran sus vífaos, s610··1o administraba a los niños pequ~fios. · Desde 'el salto de Yunhuarú''1a navegación por el, Tiri– ká abaj°o · era fácil y divertida; íbamos bogarido y pes.e. cando, charlando • J cantando. Los. indios compafie'ros míos 'esta.bart 'contentos, porqhe ho tenían Ínucho tra– bajo; la fuerza de la corriente empujaba la .canoa con velbcidad; ·'íos árboles 'de \ ma 'y otra orilla forfuaban tu– pido ramaje, de arte q~e siempre íbamos a la somb1;a ; 207

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz