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9.-ABATIMIEN'l'OS Y REPUGNANCIAS. 1 Cerca de las seis llegamos a una choza solariega, .de nombre Amanauó, - ~ita junto al paso .del .río Apanhuao: un pobre rancho indígena con cuatro seres tan entecos como el rancho. E~ hombre y ,.la mujer .eran de cierta edad, o estaban aviejados prematuramente; la hija apa.,- rentaba diez años, .. ~ el hijo ocho. . .· , El mo_mento no ¡ pudo ser más ,desolador_: metido _,en una .hondonada es~éril, sin otra cosa.. que _ ,allí alegrase la vida ·más que el miurmullo del río; el mutismo de aque– llos ' seres; la penhmbra que se cernía sobre eÍ 11igar, .,, - i pues el sol se ocu~taba ya tras 1as lomas; el cansancio del viaje ... Sentí ilina aplanazón .enorme, un descorazo– ~amiento com~ si ~e me hubiera venido al suelo ·todo _el tínglado de un sob:erbio edificio que estaba construyendo. , Me senté en el sue[o a la puerta del rancho -el interior · me pareció ~~ cJlabozo tétrico e inmundo-, apoyado contra la pared. I~eas febriles acudían a mi mente: un viaje tan penoso bara venir .a ~ncontrár cuatro Indios 1 '' ,,' •,, ruinuchos.. . y ahora, solo, en aquella ,soledad tan espan- tosa... Mi compañero de misión, .a cuatro días de marcha forzada a pie... Mis sere_s queridos, lejos, tan lejos, en España, y ¡cuántos años sin verlos!. .. Al lado, el espec– trb de la cascabel 'arrastrándose hacia mi. con movimien– to ondulatorio, su achatada y repugnante cabeza erecta, mÓviéndola a uno y otro lado, sacando y metiendo con rapidez su bermeja lengua, mirá.ndome con aquellos ojos saltones que parecían dos botones de' fu'ego ... Sent(mie– do ante el espectro como no fo había sentido ante la realidad, y me levanté. Tocándome la frente, observé que tenía álgo de fiebre, efecto/ sin duda, del sof ardoroso y del chubasco que me alcanzó en parte. i75

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