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-Sí -decían-, nosotros aquí sufrimos 1nucho, porque no tenemo(, nada; queremos ser muy buenos para que Dios nos premie. Y levantando sus manos en alto exclamaban: "Si, creemos todo lo que tú nos dices; queremos ·ir al cielo". Les vi derramar lágrimas, y me las hacían derramar á mí, cuando cantaban enternecidos el cánticó': María lVlazarén, Jesucristo Dan, Ina dan morí, ka po tekouansén, taré non po iná tuarimá, iná karaumá, iná eremaqué. Taré non po iná tuarimá, iná karaumá, lea poná iná arelce. Virgen María, Madre de Jesús, madre nuestra que estás en los cielos, aquí en . la tierra nosotros sufrimos, nosotros lloramos, mira por nosotros. Aquí en • la tierra nosotros sufrimos, nosotros llor amos, llévanos al cielo. ¿Qué dirían ante este cuadro los humanitarios indi– genistas que se oponen a la civilización del indio, por– que es más feliz, dicen, en el estado en que está? Esto sólo lo pueden defender los que no han venido a ser tes– tigos y partícipe$ de su sufrimiento. Que el indio no apetezca otra vida mejor aun aqui en la tierra, sólo lo podrán pensar los que no quieren dejar su molicie para venir a procurársela. El corazón del indio es .humano como el nuestro, y siente todos los anhelos del nuestro, y tiene derecho a todo aquello a lo cual nos . creemos con derecho nosotros. 171
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