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73 José de Arimatea, al desclavar de la Cruz los brazos de Cristo, desclavaba la esperanza de todos, aquellos que, por primera vez, les habían asignado un puesto digno: "Presidir una Bienaventuranza". 74 Si entre las excavaciones de pueblos y civilizacio– nes antiguas se pudieran descubrir las voces de los que han hablado en el pasado... sólo, a partir de Cristo, se encontraría la voz de una Víctima pidiendo perdón para sus verdugos. 75 Jesús habló desde el mercado de la plaza, desde el monte, desde la barca, desde el trigal, desde la sala, desde la sinagoga, desde el Olivar, desde la Cruz. Su voz no conoció más frontera que la levantada por quienes defendían la prohibición de prender una luz en sábado; y las que levantan hoy quienes se creen dueños de la luz durante el resto de la semana. - 38-
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