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y veredas de amor asuncionista ... ¡ Ay, c6mo sé, por fin, que soy princesa y de un padre lunar rebelde hija ! He cambiado la paz de los luceros, aquel candor de mi inocencia fija, por humanal y turbio pensamiento que, soberano, mi pasión agita. Solamente en la tierra clama el cielo ; y la luna a los locos solicita. HOMBRE ¡ Tú deliras ! MUJER Delirio es mi razón ; y amar este delirio es mi otra vida : aquella que en la luna tú creaste y ,yo quise matar, conmigo impía, al hacer que pusieras pensamientos de amor y de tragedia y melodía en la imposible candidez lunáticá de quien en tierra tu asunción sería, ya c¡ue en la luna y en ti mismo te fuí la seducci6n y soy tu enigma. ¡ ;Me voy por monte, cielo, campo y mar r Penetraré en las sombras de la ermita. Seré oración, peregrinaje, muerte, árbol, martirio, embarcación y espiga, alto en la noche, lirio, siesta y pozo ; 92